La Navidad es uno de los momen­tos del año de mayor carga emotiva espiritual en la cul­tura de los países con fuerte tradición cristiana como el nuestro. La recordación del nacimiento de Cristo en un humilde pesebre rodeado de pobreza tiene un mensaje que trasciende las creencias religiosas y golpea fuerte­mente la sensibilidad de las personas. Por eso ningún otro momento del año suele aprovecharse como este para la reflexión. Esta fecha marcada por la fe sobrepasa los límites de los credos y encuentra eco en todas las actividades. Hasta los ene­migos callan sus amenazas y olvidan sus rencores para anidar sentimientos más nobles. Debido a ello es un momento propicio para encarar nuevas acciones y afrontar proyectos de cara al futuro. Para mejorar lo que está mal, enderezar lo incorrecto, superar los problemas y tratar de construir un mundo mejor en alas de la esperanza que anida en la fes­tividad.

En ese contexto, los mensajes navide­ños guardan una especial significación. Como el del arzobispo de Asunción, cardenal Adalberto Martínez, quien recordó la desigualdad social y eco­nómica existente en nuestro país, que debe dar lugar a acciones para el mejo­ramiento de la población. Señaló que el desarrollo económico es una obliga­ción de los que conducen el Estado para­guayo, que deben proyectar y ejecutar políticas públicas adecuadas, lejos de los intereses personales y corporativos que perjudican.

El ex presidente Horacio Cartes mani­festó en su mensaje que el nacimiento de Cristo enciende la esperanza de una humanidad mejor, y que ese sentimiento nos debe impulsar a trabajar juntos para devolver a la gente la esperanza de un Paraguay mejor. El candidato presi­dencial colorado Santiago Peña señaló que, a pesar de las dificultades, los para­guayos deben mantener la esperanza de que el Paraguay es un país maravi­lloso, de gente noble y trabajadora, que quiere progresar. Con relación al desa­rrollo del país, sostuvo que el progreso depende solamente de los paraguayos. Y que cada uno tendrá que colaborar desde su ámbito para que el Paraguay sea un mejor lugar para todos.

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La esperanza, una de las virtudes cris­tianas por excelencia, ha sido el lugar común de estos mensajes políticos y reli­giosos. Es, además, el fundamento sobre el que está edificado el proyecto político del sector colorado que propone un cre­cimiento económico de cara al bienes­tar de la gente. Sobre todo luego de estos cuatro años que no fueron los mejo­res para los paraguayos y que hicieron que los republicanos decidieran poner a los candidatos de Honor Colorado para que sean los que conduzcan el país en el futuro inmediato.

La construcción de un Paraguay mejor es una tarea que corresponde a los que habitamos este país. Y por ello nece­sita una conducción sabia y adecuada para obtener los logros que se buscan. Con un proyecto claro que busque lo que necesita el país. Con gente que tenga la honestidad, la eficiencia y el patriotismo que requieren las circunstancias.

Así como la vida de cada persona tiene un desafío para cada jornada, la exis­tencia de una nación con sus múltiples problemas posee enormes batallas que afrontar y grandes posibilidades que concretar. Para lo que es imprescindible contar con los conductores que tengan una visión adecuada del rumbo a seguir y la suficiente capacidad de gestión para obtener los logros necesarios.

Pero para ese cometido es imprescindible restañar las heridas de la lucha interna, calmar los ánimos que pudieron estar caldeados, volver al recinto que se ha dejado. Y, sobre todo, pensar en la obliga­ción común de los paraguayos de trabajar con todas las fuerzas para hacer del país una nación de hermanos. Como se diría en el lenguaje futbolero, cuando se juega para la selección paraguaya, uno deja los colores de su club y se calza con orgullo la albirroja, que es la que representa a todos.

La gente de Fuerza Republicana debe olvidar la lucha interna y unirse a la de Honor Colorado para trabajar juntos por un ideal común. El ejemplo lo deben dar los más altos exponentes políticos para demostrar su patriotismo y el amor por la misma bandera. Porque más allá de los intereses sectoriales están los de la nación y de los millones de paraguayos que procuran días mejores.

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