El Ministerio de Minas y Energía del Brasil anunció esta semana que ha tomado la resolución de reducir de 20,75 dólares por kilowatt/mes a 12,67 dólares el precio de la energía de Itaipú para el año entrante en ese país. El documento señala que se trata de una decisión provisional. Disminuyó el precio de venta de la energía a los consumidores de ese país, sin tener en cuenta los intereses del otro dueño de la usina, Paraguay. De ese modo, dentro de algo más de una semana, los brasileños pagarán un 38,9% menos por el valor de la electricidad producida por la binacional paraguayo-brasileña.
Como puede verse, faltando poco más de 10 días para que asuma como presidente del Brasil Luiz Inácio Lula da Silva, Jair Bolsonario, el amigo de Mario Abdo, bajó la tarifa de la energía de Itaipú para esa nación para el 2023, lo que a la larga significará la reducción tarifaria también para el Paraguay, lo que va contra los propósitos económicos de nuestro país. Brasil es soberano en sus decisiones internas, pero como la tarifa de la energía de la binacional es un mismo valor que rige en ambas naciones, lo que ocurra ahí tiene una necesaria incidencia en territorio paraguayo. Esta decisión de Bolsonaro no puede pasar desapercibida.
El director general paraguayo de Itaipú, Manuel María Cáceres, señaló a un medio radial que Paraguay tiene la intención de mantener la tarifa energética de la binacional en el nivel más alto posible y que la medida se está negociando dentro de la entidad. Afirmó que nuestro país no cederá en su postura, como pretende Brasil. Agregó que es una decisión inconsulta y el hecho de que se la haya anunciado no significa que haya un acuerdo sobre el tema.
La situación creada últimamente es exactamente la misma que se había vivido a comienzos de este año para la tarifa del 2022, cuando Brasil bajó su precio interno para presionar la decisión de Paraguay, descenso que finalmente se logró, aunque no al mismo nivel que deseaba Brasilia.
En aquella ocasión, en el directorio ejecutivo de Itaipú, la parte brasileña había propuesto reducir a 18,9 dólares el Kw mes del valor que regía entonces que era de 22,6 dólares, que Paraguay quería que se mantuviera. Pero finalmente se actuó en el sentido que quería Brasil y se disminuyó el valor tarifario a 20,75 dólares, aunque no al mismo nivel que pretendía.
Para el precio del 2023, los brasileños están actuando con el mismo libreto: bajar unilateralmente la tarifa en su país, para conseguir luego la reducción a nivel binacional. Si para el 2022 consiguieron rebajar el precio con el gobierno de Mario Abdo, aguardan que para el año entrante lograrán lo que se proponen con la esta administración. Aunque el director paraguayo de la binacional haya dicho que no se permitirá tal medida, es probable que no sea así, porque son expresiones que forman parte del libreto cuyo final ya se puede anticipar. Y las cosas sucederán con toda seguridad como ocurrió con el precio establecido para este año.
Este gobierno no ha tenido la sabiduría ni la firmeza necesarias en los manejos de los intereses paraguayos en la binacional. Hay numerosos ejemplos de medidas equivocadas que son responsabilidad de la administración de Abdo Benítez. No se puede olvidar la situación que casi le costó su permanencia en el cargo cuando en el 2019 aceptó inicialmente los caprichos del Brasil en un acta secreta en que se privilegiaba al vecino país en el uso de la energía, que luego tuvo que rechazar debido a la presión política nacional. El presidente de la Ande de entonces fue el que se opuso al acta entreguista y logró que se reviera la medida, que ya habían aceptado los negociadores del gobierno paraguayo.
Las autoridades nacionales deben adoptar todas las medidas necesarias para precautelar los intereses del país. Tienen que poner a los mejores técnicos que con todo patriotismo manejen la postura de nuestro país en las negociaciones que se avecinan. Los errores cometidos en el pasado son una lección para no volver a hacer lo mismo y sirven para buscar ahora mejores alternativas.