El domingo 18 de diciembre se define en las internas de los partidos y movimientos polí­ticos quién gobernará el país en los próximos cinco años. En la mayo­ría de los ciudadanos de las diferentes agrupaciones partidarias existe la con­vicción de que el modelo de Mario Abdo Benítez no debe continuar. Su adminis­tración estatal ha sido un gran fracaso no solo para el Partido Colorado, sino para todo el país. Debido a ello se tiene el convencimiento de que el gobierno que venga no tiene que parecerse en nada a esta administración. Por lo que su fór­mula, dentro de su propio partido, no tendría la fuerza suficiente para impo­nerse en las urnas. Y, por consiguiente, hay que mirar a los que pueden reencau­zar al Paraguay de la situación en que se encuentra actualmente.La salud pública fue una de las áreas más dolorosas de la vida nacional en estos últimos cuatro años. No solo por la maldita pandemia del covid-19, sino por los desaciertos del Gobierno para enfrentar ese y otros numerosos proble­mas sanitarios. Los números cantan con elocuencia la mala gestión del Gobierno. Fallecieron más de 20.000 personas a causa de la pandemia. Se tienen conta­bilizadas 19.646 muertes, pero hay evi­dencias de que centenares de decesos ocurridos en las zonas rurales no se han contabilizado.

Hasta el 9 de diciembre último el por­centaje de vacunados con todas las dosis contra el covid-19 en el país ascendía al 48,01% de la población nacional. Hasta ahora este gobierno no fue capaz de vacunar contra la pandemia ni siquiera a la mitad de la población paraguaya. Saber que Bolivia vacunó al 52,06% de su población, Argentina al 82,7%, Bra­sil al 81,40%, Uruguay al 83,06%, Chile al 92,09%, nos causa vergüenza por la inutilidad del Gobierno, que inmunizó solo al 48,01%.

Debido a los malos números de la econo­mía, ya que el crecimiento del PIB cayó en el 2019, creció en el 2020 y 2021, pero tendrá un nuevo bajón este año (-0,3%, según el Banco Mundial), la situación de los habitantes del país no ha mejorado. La pobreza, que en el 2021 era del 21,4%, este año aumentará a 23,4%, en tanto que la extrema pobreza alcanzará en el 2022 al 6,9%, del 5,9% al que había lle­gado en el año 2021, según Cepal.

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Aunque los paraguayos no lo percibi­mos, los habitantes del país estamos más endeudados hoy que en el 2018, cuando asumió Abdo. La deuda pública era ese año de 7.608 millones de dóla­res, en tanto que hasta octubre último trepó a 14.876,5 millones de dólares. Hoy debemos 95,66% más gracias a la gestión del gobierno actual, que tiene el récord nacional de endeudamiento público en toda la historia.

Uno de los más dolorosos estigmas de la actualidad es el tremendo avance del narcotráfico, especialmente desde el 2020, cuando este gobierno eliminó el control portuario de cargas por los agentes de la Senad. En los últimos tres años se incautaron en Europa 47 tone­ladas de cocaína proveniente de nuestro país, lo que indica que la cantidad que se habría embarcado aquí sería de 470 toneladas de la droga, pues se estima que lo incautado es apenas 10% del total traficado. Su valor comercial sería de 25.000 millones de dólares, una suma que casi duplica el presupuesto del Estado.

Este deplorable balance indica que la gestión de Mario Abdo Benítez es el peor castigo que ha sufrido el Paraguay en mucho tiempo. Un descalabro econó­mico y social que los paraguayos no nos merecemos.

La situación actual del país le ha hecho exclamar al precandidato republicano a presidente de Honor Colorado, Santiago Peña, que su temor más grande es que el país pueda tener otros 5 años de infor­tunio económico. Y no solo de él, sino de cualquier persona que haga un análisis de la realidad.

Como la racionalidad no siempre es el principal motor del comportamiento humano, no está demás insistir en que los electores deben actuar pensando en el presente y en el futuro. No hay que permitir que se repita el descalabro y apostar con valentía por un país mejor. Es decir, por la gente más capaz.

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