El tráfico de drogas ha alcanzado en los últimos años en nuestro país los niveles más altos de su historia. A raíz de eso este gobierno tiene el lamentable récord en la materia. El delito mueve tal cantidad de recursos financieros, que es capaz de utilizar sofisticados sistemas de operación para su transporte que hacen más difíciles las tareas de investigación y persecución. Con su alto poder económico puede pervertir las instituciones especializadas y doblegar la actuación de los funcionarios, según su conveniencia.
Por eso, desde el 2020, en que se volvió más débil el control debido a la decisión de esta administración de suprimir las fiscalizaciones en los puertos, el volumen del tráfico de estupefacientes ha saltado a niveles impensados. Según los cálculos, a partir de ese año hasta setiembre último, el Paraguay sirvió de tránsito a 470 toneladas de cocaína cuyo valor comercial asciende a 25.000 millones de dólares. De esta cantidad solo se pudieron decomisar un 10% de la droga en distintos puntos de Europa de los barcos de exportación que salieron de nuestro país.
El ex ministro de la Senad coronel Hugo Vera señaló, en una entrevista en el programa “Expresso” de canal GEN/Nación Media, que, a causa de los controles laxos permitidos por este gobierno, el Paraguay se convirtió en un trampolín del tráfico. Porque, ante la ausencia de tecnología, lo último que le queda a la Senad es el control físico, con sus agentes en los puertos privados. “Y si el ministro por una resolución está levantando eso, entonces nos da la pauta de que existe una suerte de connivencia”, acusó.
Teniendo en cuenta las conexiones del entonces ministro de la Senad, Arnaldo Giuzzio, con algunos traficantes, hecho por el que está imputado, es imposible no concluir que desde el organismo estatal hubo condescendencia con los traficantes. Este hecho demuestra la responsabilidad y hasta la complicidad del Gobierno en el aumento extraordinario del tráfico de estupefacientes desde nuestro país. Porque, a pesar de las evidencias, nada ha hecho hasta ahora para contrarrestar esta situación, sosteniendo a los funcionarios incapaces en los puestos clave de los organismos especializados. Y tampoco ha adoptado las decisiones políticas que requiere la situación del fuerte incremento del tránsito de sustancias prohibidas, porque está más preocupado por las internas partidarias.
Para colmo, últimamente se ha descubierto que los narcotraficantes están utilizando los embarques de las exportaciones de carne para enviar sus drogas a Europa. Con ello están causando un grave daño a la imagen de país exportador de alimentos y provocando una sucia contaminación de los intereses nacionales.
Como aseguró el coronel Vera, el narcotráfico es un negocio de dimensiones muy grandes, que produce ganancias extraordinarias, por lo que no va a terminar con solo algunos actos represivos. Hace falta una política estatal de gran nivel para hacerle frente.
Señaló que para contrarrestar o desviar las rutas del narcotráfico, el país necesita de una acción combinada entre la Senad y todos los grupos operativos, dándole un rol importante a las Fuerzas Armadas. Además de dotar al país de tecnologías de radares, aviones de rápida reacción, de helicópteros y otros equipos. “Si es que el país quiere presentar una posición seria en cuanto al combate o a la erradicación del narcotráfico, tiene que hacerse una acción conjunta. Es una inversión millonaria, tiene que ser una inversión plurianual porque este tipo de proceso de equipamiento no se hace con un presupuesto de un año o de un período. Tienen que hacerse compras y capacitación del personal”, resaltó.
Para que se puedan tomar esas determinaciones, es fundamental que el Poder Ejecutivo acepte la realidad y se decida a actuar como corresponde. Que reconozca sus falencias en la lucha antinarco, realice los cambios de mandos en las instituciones especializadas y encare un combate total. Tienen que volver los controles portuarios que Giuzzio eliminó y crear más mecanismos que impidan la actuación de los mercaderes de estupefacientes.
Con la intervención de todas las entidades públicas, comenzando con las Fuerzas Armadas, se debe impedir el ingreso de las drogas de los países proveedores mediante la persecución de aeronaves y vehículos de toda índole. Lejos de cualquier tipo de disimulada confabulación con los delincuentes.