A menos de un mes de la celebración de las elecciones internas del Partido Colorado, el 18 de diciembre, arrecian las promesas de premios de diversa índole para los que decidan votar por el oficialismo. En diversos sectores del coloradismo ligados al Gobierno se ofrecen dádivas para los que elijan a los personeros abdistas. Parece que la orfandad popular de los partidarios del Presidente y sus candidatos de Fuerza Republicana hace temer lo peor, y están optando por el recurso más sucio al que están acostumbrados algunos políticos, usar el dinero del Estado para sus propósitos proselitistas.
Aparte de ser un robo, porque los contribuyentes no aportan sus impuestos para financiar los gastos partidarios, dan la mejor muestra de falta de escrúpulos y de escasa probidad para ejercer la función pública en los altos cargos para los que se postulan. Y, obviamente, causan el repudio de la gente honesta que quiere un país mejor de la mano de sus más honestos y capaces hombres y mujeres en la función de gobierno.
Por las redes sociales han circulado mensajes de algunos funcionarios estatales que, como operadores del oficialismo, están prometiendo dádivas a los que voten por los candidatos del Gobierno en las elecciones partidarias. A los beneficiarios del programa social Tekoporã les prometen que recibirán una suma adicional en diciembre a quienes voten por la dupla Wiens-Brunetti. Casualmente, desde la cúpula del Poder Ejecutivo se anunció recientemente que se daría en diciembre una cuota adicional nunca otorgada, una especie de aguinaldo, a las personas que habitualmente reciben ese beneficio. Ese pago se dará para demostrar que el oficialismo, que sustenta al binomio de Wiens, es generoso y que continuará con el beneficio, que se canaliza a través del Ministerio de Desarrollo Social, que se encuentra a cargo de uno de los principales operadores de Fuerza Republicana. También se ha hablado en esos círculos que Tekoporã, que se cobra cada dos meses, podría convertirse en un pago mensual.
El ex ministro de Educación y precandidato a vicepresidente de la República Juan Manuel Brunetti hizo campaña política para su facción prometiendo favores económicos a los trabajadores de la educación. El 29 de octubre pasado prometió a los funcionarios de la cartera educativa un pago de 1.500.000 guaraníes para fin de año y una bonificación para el 2023 en el caso de que el oficialismo colorado gane las elecciones internas del 18 de diciembre. Aunque los conocedores dudan que estén previstos en el presupuesto del Gobierno esos fondos, lo que haría imposible cumplir con la promesa. El Ministerio de Educación es la secretaría de Estado con mayor cantidad de funcionarios, ya que, aparte de los empleados de las oficinas, incluye en sus filas a todos los docentes de las entidades de enseñanza pública del país.
Las promesas de Brunetti a los empleados estatales ha producido un fuerte rechazo en la ciudadanía, lo que se ha notado en diferentes sectores. Porque si se llegara a dar, sería una burda utilización de los fondos que aportan todos los contribuyentes del país para un propósito electoral partidario. Aunque presupuestariamente parece difícil que se llegara a cumplir, porque no está previsto en la ley respectiva, se trata de una mentira con el fin de engañar a los empleados públicos.
Es una pena que algunos sectores del coloradismo quieran usar los recursos y bienes del Estado paraguayo para sus fines en las internas partidarias, como ya están haciendo. Porque constituye un acto indecoroso, digno de delincuentes, que no se puede aceptar bajo ninguna explicación. Y a los que lo proponen o lo realicen se les puede considerar como simples saqueadores, merecedores del repudio de la ciudadanía.
Por otro lado, aunque la pretensión oficialista de usar plata pública sea muy lamentable, es saludable para el país conocer las intenciones de los que la propugnan, porque el engaño siempre es pernicioso. Así se irá conociendo qué clase de personas son, como cuando un bandido se saca la máscara para que se le vea su verdadero rostro o revela sus intenciones de saquear a los demás. Y más cuando se está ante elecciones futuras, para que los electores, lejos de cualquier engaño posible, sepan a quiénes elegir y a quiénes rechazar.