El microtráfico de drogas es una de las causas principales de la terrible inseguridad ciudadana, según la Policía Nacional, sin embargo, el negocio ilegal se expande y por ahora no se dan muchas esperanzas de combates estratégicos.
Los informes policiales y testimonios de los responsables de nuestras comisarías vienen alertando y señalando con más insistencia que la inseguridad tiene como gran aliado el microtráfico de drogas que pululan en los barrios, además de los problemas sociales que azotan al país.
La venta del crack y otros estupefacientes en viviendas como si fueran despensas de barrios, surten de estos narcóticos a comunidades enteras.
Centros de distribución con una logística que opera impunemente mediante vendedores especializados atentan contra la salud, principalmente de nuestros jóvenes. La maldita droga ata a un vicio descontrolado que debe financiarse como dé lugar y aquí surgen otros actos delictivos para saciar el nocivo consumo.
El negocio se cataloga como “micro”, pero el problema es grande, es macro. Es una triste realidad social que penosamente es la principal causa del aumento de la población penitenciaria. No hay que olvidar que la gente víctima de estas adicciones terminan delinquiendo y se convierten en residentes de los penales.
Esta situación traslada verdaderos esquemas de logística para un negocio que también opera con gran éxito desde las penitenciarías.
Los fiscales intervinientes en estos casos del microtráfico han dado cuentas de que este flagelo prácticamente domina las cárceles y las prisiones con un sistema de control frágil, corrompido se constituyen en verdaderas escuelas, centros de aprendizaje para el comercio ilegal de drogas.
Grupos criminales manejan centros de distribución en continua expansión afuera y detrás de este oscuro negocio hasta surgen órdenes para ajustes de cuentas contra quienes fallan en el esquema. Esto, dicho por autoridades que conocen los casos, como son los agentes fiscales. Jefes que han sabido sostener en subordinación a los demás reos ganan millones con el ilícito, gracias a la falencia del sistema de vigilancia y el auge de la demanda afuera.
Un dato que también preocupa y que trascendió con la pandemia es que el 59% de las mujeres privadas de libertad es por tenencia sin autorización de sustancias estupefacientes, ello constituye un porcentaje elevado, habían lamentado en su momento autoridades de centros penitenciarios de mujeres privadas de libertad. Actividades recreativas, deportivas, capacitaciones, aprendizaje de oficios, son la esperanza en estos lugares.
Como contraste a la cruda realidad está el Centro Nacional de Prevención y Tratamiento de Adicciones (Cenptra) que es la única institución de referencia en el tema a nivel país que ofrece actividades e intervenciones educativas o preventivas en los diferentes sectores de la comunidad desde el área de prevención. O ilegales. Los recursos apenas permiten internaciones de manera ambulatoria y a veces de corta estancia.
Así también las charlas que la Policía o la Secretaría Antidrogas pudieran llevar adelante es otra herramienta paliativa, pero el negocio obviamente por el alza de la demanda avanza gradualmente, sin parar. Lugares sensibles como centros educativos y otros de aglomeración de la sociedad civil están rodeadas de puestos de ventas clandestinos de crack, marihuana, etc.
Teniendo en cuenta los aumentos del microtráfico y atribuyéndose a esta actividad ilícita parte de las causas de la ola de inseguridad, rapiñas barriales, asaltos, hurtos, surgen necesidades estratégicas en el combate. Exterminar los focos, los centros de distribución y no reducir las intervenciones policiales, antinarcóticas a simples desmantelamientos es un desafío impostergable.
Las autoridades políticas y de formación no puede seguir dando más tregua a la necesidad de extirpar este mal de las comunidades. Están sometiendo a nuestros jóvenes a una cruel dependencia sin fin.
Levantar datos sobre los proveedores, investigar la logística y los esquemas de financiación del microtráfico que sacude la tranquilidad de nuestras comunidades son temas que además del debate merecen especial intervención sino es de este Gobierno, del próximo que tome el timón de nuestra República.