Mientras los principales exponentes del Gobierno continúan en su campaña política de las internas partidarias, el Banco Central del Para­guay (BCP) ha dado a conocer cifras que revelan que la economía no está nada bien. Observando el comportamiento de los gobernantes, al Poder Ejecutivo no le interesan tanto esos datos porque sus exponentes están más pendientes de las cifras que revelan quién podría ganar las internas coloradas. Aunque su obligación constitucional es ocuparse únicamente de la marcha del país atendiendo la evolu­ción de la actividad económica, el andar de las finanzas públicas y privadas, la situación social en la que viven los millo­nes de paraguayos.

El BCP dio a conocer su informe eco­nómico trimestral, que corresponde al segundo trimestre del año, y en pocas palabras indica que la economía para­guaya tuvo una retracción del 2,2% de enero a junio del 2022, y que la caída de los últimos doce meses fue del 3,4%. La noticia no es muy novedosa porque ya se tenían datos del sector privado que reve­laban esa situación, pero la banca estatal es la voz oficial y la más autorizada para hablar sobre el tema.

El estudio señala que, por el lado de la oferta, desde el punto de vista interanual, han incidido fuertemente los compor­tamientos negativos de la agricultura, la construcción y la manufactura. La buena generación eléctrica y el positivo desem­peño ganadero ayudaron a que el bajón de la actividad económica no fuera mayor.

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Por el lado de los gastos, el BCP dice que los que mayor incidencia negativa tuvie­ron son las exportaciones netas, la for­mación bruta de capital fijo y el consumo del Gobierno. Aunque la mejora en el consumo privado mitigó parcialmente la caída del PIB trimestral.

Entrando en detalles, la banca matriz señala que la formación bruta de capi­tal fijo tuvo una reducción interanual de 5,6%, a causa del menor dinamismo de las obras de construcción. Pero la compra de maquinarias y equipos atenuó la caída de la formación de capital. Lo positivo es que el consumo privado anotó un escaso cre­cimiento del 0,4% gracias al incremento de los gastos en bienes semidurables, los durables y un poco en los servicios. El consumo del Gobierno tuvo una retrac­ción interanual del 7,4%.

El BCP consigna que la demanda externa es el elemento que más incidió en la dis­minución del PIB del segundo trimestre de este año, aunque la demanda interna tuvo una incidencia favorable, sobre todo por la formación bruta de capital y la mejora del consumo privado.

Aunque en general habla de una situa­ción poco propicia y podría sonar a pro­paganda negativa para el Gobierno, el informe de la banca matriz no se puede discutir porque es una cruda radiografía de la realidad. Los números son suficien­temente elocuentes para dibujar el pano­rama exacto de la situación. Los hechos son los hechos y no se los puede descono­cer. En ese sentido hay que tenerlos muy en cuenta, porque servirán como un ins­trumento ineludible a la hora de hacer planes para trabajar por el mejoramiento.

Ahora se impone asumir con honestidad lo que ocurre en el país y que el Gobierno actúe para enfrentar los hechos reales, lejos de las tentaciones de la politiquería. Hasta ahora esta administración guber­namental es la que peores números ha obtenido en el manejo del país, por diver­sos factores, algunos ajenos a la volun­tad política y otros debido a los errores cometidos por sus autoridades. Debido a su responsabilidad al frente de la nación es la más indicada para actuar y buscar la recuperación del Paraguay.

Aunque las encuestas políticas no resul­tan favorables al oficialismo a pesar del nuevo precandidato a presidente, y eso puede preocuparle, el titular del Gobierno Nacional debe recordar que su respon­sabilidad legal no son las internas parti­darias. Que su cometido es conducir a la nación y trabajar por recuperarla del mal momento que se encuentra.

Si no lo hiciera por ocuparse de otras tareas, hay que recordarle que durante el juramento presidencial se le señaló que si no cumpliera su obligación, Dios y la patria le demandarían. Aunque esa pare­ciera ser solo una fórmula protocolar, sin mayor importancia, el país le podría requerir esa deuda con todo derecho.

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