La decisión del directorio de la Itaipú Binacional, con la anuencia de los miembros paraguayos, de reducir la tarifa de la energía para el 2022 de 22,60 dólares el kWm a 20,75 dólares, por la presión de Brasil que quiere pagar menos, es muy desfavorable. Por lo que significa ahora para el Paraguay, y, especialmente, por lo que puede implicar para las negociaciones futuras. Lo cual ha encendido la alarma en ciertos sectores políticos y técnicos de la ciudadanía.
El acuerdo en la reducción de la tarifa de Itaipú en 8,19% es una medida que no solo perjudica ahora al Paraguay porque va contra sus pretensiones. Es además extremadamente peligroso porque pone en peligro las negociaciones del Anexo C del Tratado de Itaipú por las que el Paraguay debe recibir el 50% de 2.000 millones de dólares anuales. Esto, porque el Brasil podría aplicar el mismo esquema del porcentaje del comprador para tales beneficios y quedarse con el 85% de esa suma, que es la proporción de energía que ahora adquiere. De aplicarse ese mismo criterio, nuestro país dejaría de recibir los 1.000 millones de dólares que le corresponden y contentarse con el saldo que le cedan los brasileños.
Ese es uno de los principales temores de los expertos que hablaron del tema y que tienen sobrados motivos para desconfiar de los negociadores brasileños que ahora acaban de imponer su postura de reducir la tarifa contra la propuesta inicial de Paraguay de mantenerla al nivel vigente. Es que, si consiguen imponer su criterio en el 2023 en la negociación del Anexo C, así como acaban de hacerlo con la reducción de la tarifa, nuestro país volverá a perder una importantísima suma de dinero en beneficio de su socio privilegiado.
El ex presidente de la Ande Pedro Ferreira señaló que la decisión del Gobierno paraguayo de admitir que baje la tarifa de Itaipú deja muy comprometida la renegociación del Anexo C. Teniendo en cuenta que la deuda de la binacional era de 2.000 millones de dólares al año y que bajará a cero en el 2023, esa suma se debe repartir en partes iguales, 1.000 millones para cada socio. Recordó que durante las negociaciones se discutía el monto del beneficio que debería corresponder a cada país, y que si mediante la renegociación, el país se quedaría con el 50% de esa bonificación. “La posición brasileña era que si baja la tarifa, como acaba de pasar, ya no es necesario revisar el Anexo C porque ya consiguió su objetivo, el cual consistía en que el beneficio de los US$ 2.000 millones quede con el comprador”, apuntó.
La conclusión es que, así como el Brasil lleva el 85% de la energía y Paraguay el 15%, de los 2.000 millones de dólares en juego, los brasileños se quedarían con 1.700 millones de dólares y nuestro país con apenas 300 millones de dicha moneda.
El ex miembro del directorio de Itaipú y diputado Justo Zacarías Irún indicó que el arreglo reciente puede derivar en algo muy peligroso. Porque sienta el precedente de aplicar este esquema al Anexo C. Es decir, que Brasil se quede con la mayor parte del beneficio de los 2.000 millones de dólares en perjuicio de Paraguay, en lugar de otorgarle el 50% de los fondos que se dispondrán desde el año venidero.
Todo indica que el convenio anunciado el martes último por el Gobierno Nacional está muy lejos de ser un logro para el país. Y antes que causar la satisfacción de los paraguayos es motivo de preocupación y rechazo, por lo que implica ahora y puede significar para el futuro. Porque los estudios han demostrado sus falencias y revelan sus consecuencias funestas. Siempre que no se haga un fuerte cambio de timón en las negociaciones y se apueste por técnicos honestos y patriotas para las tratativas que se deban llevar adelante.
No hay dudas de que esta es otra mala negociación del Gobierno, que está demostrando su falta de capacidad y patriotismo. Es imperativo que en las tratativas para el Anexo C se desaloje a los incapaces de sostener la posición paraguaya. Y ya no se arriesguen los intereses del país.