Con la huida de la mayoría de los valientes diputados que querían castigar con el juicio político a la fiscal general del Estado, Sandra Quiñónez, la Cámara Baja por mayoría votó en contra del proyecto. De ese modo terminó el espectáculo circense que por varias semanas venía ofreciendo la Cámara de Diputados ante el país que necesita la solución de sus principales problemas y no las representaciones teatrales legislativas.

Una vez más la funcionaria del Ministerio Público quedó fuera de la exigencia de un juicio político porque entre los legisladores consideraron que no había méritos jurídicos suficientes, sino más bien un interés político de castigar a la funcionaria a quien consideran adherente del grupo Honor Colorado.Ayer, en las primeras horas de la tarde, comenzó la nueva sesión extraordinaria de la Cámara de Diputados para aprobar el enjuiciamiento de la titular del Ministerio Público. Pero, cuando los proponentes del castigo vieron que no podían concretar su objetivo luego de tantas sesiones y un trajín desmesuradamente largo, con muestras de escasa valentía, abandonaron abruptamente la sala de sesiones de la Cámara de Diputados, incluyendo su presidente, para dejarla sin quórum. Esperaban con ello dejar la posibilidad de continuar con el pedido de juicio para más adelante.

Las bancadas del oficialismo y de la denominada multibancada se desentendieron de la reunión para intentar levantar la sesión por falta de quórum. Pero la jugarreta no solo no les salió, sino que se convirtió en un doloroso revés porque con las bancadas presentes dejaron libre a los que deseaban impedir el pedido de juicio político. Como ocurrió finalmente.

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En el recinto de sesiones se mantuvieron 46 legisladores, o sea, el 57,5% de la totalidad de los diputados, que decidieron continuar la reunión que los había convocado. En ausencia del titular de la presidencia de la Cámara, dirigió la sesión uno de los vicepresidentes, que sometió a consideración de los presentes si se decidía o no someter a juicio político a la fiscal general, Sandra Quiñónez.

La votación final dio los siguientes guarismos: a favor del juicio político votaron 15 legisladores, en tanto que en contra de esa posibilidad pusieron sus votos 28 diputados, mientras que 3 prefirieron abstenerse. Por consiguiente, con 60,86% de los votos emitidos por los presentes la sesión especial de la Cámara de Diputados determinó que no corre el juicio político para Sandra Quiñónez. Los que desde la sesión extraordinaria de la Cámara del domingo 24 de julio y días siguientes quisieron imponer la mencionada pena mediante nuevas reuniones especiales fueron derrotados por los votos de los legisladores que quedaron a sesionar. Y por la lamentable huida que protagonizaron los que abandonaron el recinto legislativo ante el olor de la posible derrota. Mediante esos votos, por lo menos por un tiempo la ciudadanía no tendrá que soportar nuevas escenas del mismo circo.

El proceso legislativo de este pretendido juicio político es uno de los más largos que se recuerda. Llevó varias semanas y numerosas sesiones especiales, que terminaron sin que se pudiera conseguir el objetivo de los sostenedores políticos del gobierno actual. Lo que se llama un fracaso político, que tiene una inocultable carga de frustración y dolor para los seguidores del presidente Mario Abdo y su vicepresidente, tanto dentro del partido de Gobierno como de otras agrupaciones políticas denominadas de oposición.

No se puede negar que en las actuales circunstancias del internismo político colorado la derrota parlamentaria constituya un fuerte revés del oficialismo, acaso inesperado en los cálculos previos. Este es un golpe que será especialmente doloroso para el Vicepresidente y candidato del abdismo, que pretende ganar terreno mediante la ayuda del aparato estatal a su candidatura y que con el juicio político a Sandra Quiñónez iba a salir fuertemente ganancioso en sus pretensiones políticas.

No fue así. La realidad no siempre se aproxima ni a los mejores deseos que uno puede albergar, ni se comporta de acuerdo a los planes que se elaboran por más que se procure forzar los acontecimientos. Pero ya se sabe que es lo único que existe y no se la puede desconocer. Como los números de las encuestas políticas que hablan con mucha elocuencia.

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