Las cifras astronómicas que saltan con las toneladas de cocaína que salieron de nuestro país y que cayeron en dife­rentes partes del mundo, principal­mente en Europa, ridiculizan los discursos de este gobierno contra el tráfico de drogas. A esto, además, se suman como aderezos las conexiones narco de altos funcionarios, del equipo político oficialista y hasta algunas negligencias con las alertas sobre ingresos de investigados en gran­des operativos antinarcóticos.

Solo en estadísticas que surgen de publicaciones periodísticas sobre los cargamentos de cocaína que salieron de Paraguay en estos últimos 4 años y que fueron decomisados por agencias de segu­ridad de América Latina y Europa tenemos que la droga que cayó afuera es mucho más que lo incautado por este gobierno y que fue expuesto como gran logro en el último informe que brindó el presidente de la República.

Los datos de 20 decomisos de “cocaína para­guaya por exportación” en países como Argen­tina, Brasil, Uruguay, Alemania, Bélgica, España, Países Bajos y Portugal totalizan 57 toneladas, pero el Presidente se jactó de haber incautado 38 toneladas del polvo blanco. Los envíos al continente europeo toman fuerza, mientras el control interno se debilita, princi­palmente en los puertos.

Invitación al canal de WhatsApp de La Nación PY

Los precios referenciales estiman que el golpe que se dio en el extranjero a los cárteles que operan desde acá fue de US$ 5.650 millones, mientras que el mandatario celebra haber provocado pérdi­das de US$ 1.214 millones en todos los operativos antidrogas desarrollados en el territorio nacional. El jefe de Estado no llegó a truncar ni quiera la mitad de la floreciente “narcoexportación”.

Nuestro medio dejó al descubierto un circuito perfecto que opera a favor del negocio narco, gra­cias al simulacro que hacen con los controles.

El esquema consiste en que los contenedores que llegan a los muelles para ser embarcados a dis­tintas partes del mundo quedan al libre albedrío, una vez documentado el proceso de exportación de las cargas en Aduanas.

Los chequeos básicamente se hacen en la entrada a los puertos, pero una vez blanqueado el circuito, los contenedores quedan en los muelles, sin el ojo de Aduanas y a merced de los narcotraficantes que no tienen ya mayores dificultades para conta­minar la carga.

Es sabido que el próspero negocio de cárteles con asiento en Paraguay tiene como objetivo principal enviar narcóticos al viejo continente y lo consi­guen aprovechando las “facilidades” que ofre­cen los puertos nacionales para que a través de la hidrovía Paraguay-Paraná llegue la droga a los atracaderos europeos.

Es decir, hemos entregado prácticamente el comercio exterior al crimen organizado, al man­tener un esquema de control que se limita a la entrada a los puertos. Nadie se hace cargo, des­pués de que las documentaciones avalen los res­pectivos despachos, cuando la mayoría de las contaminaciones de cargas ocurren en las inme­diaciones de los muelles de estos puertos.

Se ha llegado al colmo de que las mercaderías se despachan de lunes a jueves, días en los que se verifica que todas las documentaciones estén correctas, y de viernes a domingo los buques o barcazas de las navieras recorren los distintos puertos para ir embarcando los contenedores. Pareciera adrede, ya que los funcionarios de con­trol no trabajan los fines de semana y se liberan territorios para todo tipo de circunstancias.

Las explicaciones que dio el director de Adua­nas, Julio Fernández, en el día que fue convocado por la Comisión Bicameral del Congreso son más bochornosas aún. Reconoció que prácticamente están regalados los controles alegando que no tie­nen la capacidad técnica ni humana y hasta alu­cinó con una cantidad de 1,5 millones de funcio­narios para atender con eficiencia el problema.

También parece adrede que se plantea la nece­sidad de una cantidad de funcionarios imposi­bles de dotar para no encaminar a la solución del drama. Los 1,5 millones de funcionarios que Aduanas dice requerir equivalen a casi el 25% de toda la población del Paraguay, con este crite­rio casi medio país debiera trabajar en el ente de control.

Todo es imposible, según las dificultades que plantean en el Gobierno. Estos argumentos con necesidades extraordinarias como los 1,5 millo­nes de funcionarios, en la práctica implica un guiño para el crimen organizado, que no tiene problemas a la hora de mover estructuras.

Lo dicho por el director de Aduanas y la ruta de exportación por puertos privados que tie­nen un dominio del 80% del comercio exterior alertan sobre un panorama que al parecer no cambiará, ya que no se habla de estrategias de combate al flagelo. Lamentablemente, la nar­coexportación lleva la delantera, nos gana de mano y va degradando la imagen país como ruta de la cocaína.

El cáncer está, las autoridades deben ocuparse antes de que nos funda.

Dejanos tu comentario