Como parte de la campaña proselitista interna del Partido Colorado, el Gobierno y sus seguidores han montado una intensa cruzada de difamación y desprestigio contra los exponentes del movimiento Honor Colorado, en especial contra el líder de la agrupación, el ex presidente Horacio Cartes.
Como el propósito ya no es solo ganar las internas, en las que les iría mal, según las encuestas, la idea es ir con todo para la destrucción del nombre, la fama y la dignidad de su enemigo principal. Por eso desde el Gobierno y ciertos medios que se dejan utilizar por el oficialismo las agresiones son incesantes. Uno de los ataques realizados con mayor insistencia es el relacionado con el avión venezolano-iraní con el que quisieron involucrar al Grupo Cartes para vincularlo al terrorismo. Pero los hechos reales hablan de otra cosa y desmienten cualquier posible vínculo con organizaciones terroristas.
El abogado Pedro Ovelar fue categórico al expresar que Horacio Cartes ni la Tabacalera del Este (Tabesa), que es del grupo, no están vinculados comercial ni contractualmente con la aerolínea Emtrasur Airlines, uno de cuyos aviones fue retenido en la Argentina por sospechas de tener nexo con el terrorismo iraní. La aerolínea había llevado cigarrillos vendidos por Tabesa a una compañía del Caribe, ubicada en Aruba, con todos los documentos en regla. El hecho fue aprovechado por el anticartismo para implicarlo con el terrorismo.
Con documentos en mano, Ovelar explicó que Tabesa envió sus productos a la compañía del grupo, Tabacos USA, para la empresa Tabacal Free Zone NV de Aruba, como destinatario final, que pagó por la mercadería. La Tabacal Free Zone NV tiene acordados los servicios de General Air Services NV para el transporte de la mercadería, compañía que a su vez tiene un contrato con Emtrasur Airlines para que lleve los productos a diversos destinos. Un avión de Emtrasur Airlines es el que estuvo en Ciudad del Este y luego fue retenido en la Argentina.
Ni el Grupo Cartes ni Tabesa tuvieron contrato de ninguna laya con la aerolínea mencionada. Por tanto, la afirmación de que Horacio Cartes tiene ligazones con organizaciones terroristas extranjeras es una gran mentira. Y la utilización de esa falsedad como parte de la propaganda política del oficialismo colorado a través de medios que se autocalifican de imparciales es una vil componenda. En la campaña de vilipendios con propósitos destructivos también puede citarse a la utilización de las palabras recientes del embajador de Estados Unidos sobre el señor Cartes, que han sido rechazadas por no corresponder a la verdad y porque no tienen ningún valor jurídico para inculpar o desacreditar a nadie y, que, en cambio, muestran un lamentable sometimiento de las autoridades nacionales a una potencia extranjera.
El propio Vicepresidente y candidato del oficialismo en las internas coloradas aprovechó las expresiones del diplomático norteamericano contra Cartes, y en un acto político confesó la verdad: “Hoy por fin vino EEUU a poner orden en nuestro país”. Palabras que lo desacreditan porque admite y se alegra que otro país se meta en los asuntos paraguayos. Sabemos que no hay orden con este gobierno, pero no se necesita que otra nación se meta en nuestros asuntos internos. En esta cruzada contra el cartismo todas las mentiras son útiles. Por eso algunas entidades periodísticas han claudicado en sus responsabilidades profesionales y éticas para servir de instrumentos de desinformación al servicio de una causa política.
Sin importarles la verdad ni la imparcialidad necesarias por respeto a la información y al que público al que van dirigidas. Al parecer ya no les inmuta el fundamental principio de la objetividad para presentar las noticias, sino el afán de fustigar al enemigo buscando su destrucción política, como un vulgar pasquín politiquero. Con la diferencia de que un medio partidario se saca la careta y se identifica como tal, y no como los órganos que se dicen independientes, que hacen alardes de supuesta objetividad y que muestran luego sus miserias, con una hipocresía lamentable. Por eso hay que denunciar esta transacción vergonzosa contra la verdad para destrozar al enemigo político, que en este caso tiene el ingrediente de la participación de órganos periodísticos que suelen fungir de independientes y apolíticos.