El informe presidencial al Congreso del viernes 1 de julio se caracterizó por no encarar los problemas más acuciantes de la nación paraguaya, que atraviesa por un momento de crisis, y se preocupó por hacer hincapié en asuntos vinculados a las internas coloradas, tema que no corresponde a la gestión presidencial.

Mario Abdo Benítez olvidó informar sobre temas que realmente preocupan a la ciudadanía y rompió con lo que dispone la Constitución Nacional de que en el informe al Congreso debe presentar las gestiones realizadas por el Poder Ejecutivo, la situación general de la República y los planes para el futuro. No que se refiera a temas políticos partidarios, como ha ocurrido en esta ocasión, al incluir alusiones a la interna del Partido Colorado con críticas a una figura del grupo opositor en un informe de gobierno.

La alocución presidencial se desarrolló de manera virtual y ante un reducido grupo de parlamentarios, lo que le quitó solemnidad y peso político a la presentación. A los analistas políticos, que ya conocen el manejo del Presidente, no les sorprendió el mensaje por los numerosos temas de importancia ignorados, como la referencia a la situación económica y las deudas sociales que no se solucionan. Debido a ello, uno de ellos, Marcelo Lacchi, dijo que el gobierno de Abdo Benítez es el peor de los últimos 25 años, por lo que en su mensaje debió pedir disculpas por sus cuatro años de gestión.

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Examinando los números actuales de la realidad, la ex ministra de Hacienda, Lea Giménez, remarcó que este gobierno es el peor de la era democrática, por su mala gestión económica, fiscal y monetaria, y que en la actualidad hay gran cantidad de personas en condición de pobreza.

Criticó que en el informe de gestión no se hubieran tenido en cuenta las cifras de los indicadores económicos, que sufren un fuerte deterioro. Y que por estos motivos el país se encuentra en similares condiciones a las del 2002-2003, cuando enfrentó su peor momento económico de los últimos decenios.

Llamó la atención sobre el fuerte aumento de la deuda pública, que en su mayor parte se destinó a cubrir gastos estatales, olvidando las inversiones. Señaló que la deuda pública aumentó 81% entre la existente a fines del 2018 y mayo último, y que pasó del 19,8% del producto interno bruto (PIB) al 35,8% en el mes mencionado. Dijo que actualmente existe una combinación negativa, ya que a la economía estancada se agrega un alto índice de malgasto público. Agregó además que este año el país es el peor en materia de crecimiento económico frente a las demás naciones, y que el PIB per cápita será más del 7% menor que el registrado en el 2018.

Puso especial énfasis sobre la cuestión social, ya que manifestó que hay un retroceso de 10 años en el ingreso promedio de los trabajadores. Dijo que esto se observa en el aumento de 2,3 puntos porcentuales tanto en el desempleo como en el subempleo, que subió hasta el 13,7%. Explicó que, por ese motivo, en estos momentos existen alrededor de 2 millones de paraguayos que están en la pobreza, un gran porcentaje menores de edad. Apuntó que en este grupo existe una fuerte participación de mujeres que son jefas de hogar.

Considerando estos datos de la realidad nacional que demuestran la seria situación del país, resulta poco entendible que en la Presidencia de la República no exista la preocupación necesaria para encarar la solución con responsabilidad. El comportamiento demostrado no es el mejor ejemplo de compromiso con los asuntos nacionales. Y a eso se debería el que no esté actuando como correspondería que lo haga, pues parece estar viviendo en un mundo diferente.

Los altos exponentes del Poder Ejecutivo deben informarse de lo que actualmente ocurre en el Paraguay, conocer en detalle todos los elementos que componen la realidad mediante las cifras que ofrecen los organismos estatales y privados. Y tomar conciencia del clima ciudadano que se vive en las calles y en los hogares para poder captar la verdadera dimensión de las cosas.

La crisis que se vive en estos momentos no se puede ocultar con discursos. Y se impone actuar con responsabilidad.

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