Los informes sobre la situación económica del Paraguay coinciden en que los malos números del crecimiento en la primera parte del año no se repetirán en el segundo semestre, para el que se prevé una ligera mejoría. Y que para el 2023 habrá un fuerte impulso que hará crecer con cifras altas, porque se estiman elementos positivos coincidentes. Para lo cual hay que prepararse mediante el freno a la crisis y el empuje de un gran esfuerzo.
Un hecho que preocupa a varios sectores de la economía es que el consumo de la sociedad paraguaya en promedio ha tenido un freno, que los economistas llaman estancamiento. Ocurrió en los dos últimos años, y lo apuntan con conocimiento de causa los dueños de los supermercados, que en el movimiento de ventas tienen un termómetro infalible de la temperatura del consumo.
De enero a mayo, se ha registrado una caída del 1% en relación con similar período del año pasado en las ventas de los supermercados, autoservicios, despensas y afines, según las estadísticas de la Cámara Paraguaya de Supermercados (Capasu). El estancamiento en la venta de productos de consumo ya lleva dos años y refleja un aspecto importante de la realidad del país, que no se puede dejar de analizar para ver los remedios a ensayar. Directivos del gremio señalaron que esa situación tiene que ver con los efectos que ha dejado la pandemia, y que la recuperación posterior a esa emergencia no se ha dado en nuestro país, como ha ocurrido en otras naciones. Por lo que insistieron en que el restablecimiento del consumo no se ha producido.
Uno de ellos aclaró que el aludido estancamiento que se ve en los comercios legales no significa que las personas consuman menos, sino que tiene que ver también con la incidencia de los productos ingresados de contrabando, que se posicionan en el mercado. Un hecho que pinta de cuerpo entero la situación del país donde la economía ilegal incide fuertemente en los negocios que pagan sus impuestos.
Otro dato de la realidad actual es que de enero a mayo, el volumen de soja exportado cayó en 50%, aunque debido a los buenos precios internacionales el bajón de la entrada de divisas fue tan solo del 37,8% en relación con los cinco primeros meses del 2021. Eso hizo que el ingreso de dólares por las ventas totales del país en el tiempo señalado haya tenido una disminución del 5,7%. De enero a mayo del 2021, las exportaciones registradas habían ascendido a 4.225 millones de dólares, en tanto que en igual período de este año alcanzaron 3.985 millones de dólares, según los registros del Ministerio de Hacienda.
Las últimas previsiones del crecimiento económico del Banco Central del Paraguay para este año hablan de un modesto 0,2%, mientras que para el FMI será de 0,3%, en tanto que para el Banco Mundial y la Cepal, 0,7%. El sector privado es más negativo, pues Basanomics estima un -0,5%, e Itaú -1,0%. Lo que revela que el 2022 será un año para olvidar.
Luego de este período vendrá la recuperación en el 2023, en que se espera un crecimiento del 5%, según las previsiones del grupo Itaú. Para Mario Mesquita, economista de la entidad, las perspectivas económicas para el Paraguay mejorarán mucho, pues dijo que se tendrá una normalización del clima, ya que no se espera una sequía como la que ocasionó el problema, en tanto que disminuirán los efectos de las subas de intereses, al preverse el fin de las alzas.
La tarea en estos momentos es hacer frente a la realidad que sigue apretando con elementos desfavorables y que constituyen un gran desafío. Y, como ha acontecido en muchos momentos de la historia, requieren de la lucidez de los dirigentes para ver las soluciones y encaminarse hacia ellas.
La superación de los tiempos difíciles no depende de elementos ajenos a la voluntad humana. Aunque pueden existir excepciones, es en gran medida el resultado de las decisiones acertadas que se tomen. Por eso esta es una nueva oportunidad para que el Paraguay muestre su capacidad de vencer los obstáculos y consiga sus objetivos mediante el esfuerzo de todos.