El cincuenta por ciento de la aspirada unidad opositora se definirá, al menos en los planos previos, hoy domingo cuando la Concertación Frente Guasu concluya su plenaria de delegados a desarrollarse en el club Ciudad Nueva de nuestra capital. Y, por de pronto, es la mitad más importante en cuanto a la construcción de un frente único para encarar las elecciones generales del año próximo. Importante, no en cuanto al volumen de sus padrones de afiliados, sino en la determinación de definir y proclamar sus presidenciables para el 2023. Los dos postulantes que lanzaron sus precandidaturas son miembros de la Cámara de Senadores: Esperanza Martínez, del Partido de Participación Ciudadana (PPC), y Sixto Pereira, del Partido Popular Tekojoja (PPT). El actual canciller, Euclides Acevedo, es una incógnita para este encuentro, puesto que después de su reunión con Fernando Lugo surgió la posibilidad de que su nombre se añada a la lista de aspirantes al sillón de López por esta coalición de organizaciones de izquierda, aglutinadas bajo la denominación Ñemongeta por una Patria Nueva. Incógnita que será develada en la fecha.
La otra mitad firmó el viernes, en la Casa del Pueblo del Partido Revolucionario Febrerista (PRF), un acuerdo de intenciones con miras a consolidar la Concertación Nacional 2023, que tiene como plataforma la Mesa de Presidentes de Partidos Opositores. A propuesta del Partido Encuentro Nacional (PEN), las conversaciones tendrían como punto de inicio ejes fundamentales para garantizar la gobernabilidad en la pluralidad ideológica, como ser modelo de Estado y de gestión y las bases programáticas que pondrán a consideración de la ciudadanía. Aquí los autoproclamados candidatos son varios: Kattya González, por el PEN; Soledad Núñez, independiente; Efraín Alegre, Hugo Fleitas y Martín Burt, por el Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), y a las resultas de la plenaria del Ñemongeta por una Patria Nueva podría añadirse Euclides Acevedo y su movimiento político Nueva República. El que definitivamente descabalgó fue el diputado Carlos Rejala, del Partido Hagamos (PH).
En caso de que las dos mitades consigan ser una, habrá que decidir los mecanismos de elección de los diferentes candidatos, puesto que un consenso absoluto será imposible, tal como lo expresaron anteriormente referentes de varios partidos. Mientras que dirigentes del FG ya indicaron que no se “regalarán” al padrón del radicalismo auténtico, por ser el de mayor caudal de inscriptos. La intención apunta a utilizar el padrón nacional. De hecho, en el preacuerdo firmado el viernes también se convino en utilizar el padrón nacional consolidado hasta el 31 de mayo. Esa intención creará conflictos a futuro, considerando que la Asociación Nacional Republicana (ANR) que anunció que apelará nuevamente ante la Justicia, así como ya lo hizo en el 2015 –con resolución favorable– para que el padrón colorado no sea incorporado a las elecciones de la oposición. Cuando el 27 de junio de este año la concertación o concertaciones soliciten su formalización ya deberán explicitar “el mecanismo de elaboración y el contenido del padrón electoral a ser utilizado”, así como la composición y designación del tribunal electoral de la concertación, “el cual elaborará el padrón, organizará los comicios y será responsable de todo lo referente a las elecciones internas”. De esas decisiones dependerán las movidas de los apoderados del Partido Colorado.
De entrada, el presidente del PEN, Fernando Camacho, ya deslizó una sugestiva propuesta: que la mejor posicionada para liderar la concertación –sin explicar el fundamento de su aserto– es la diputada de su partido, Kattya González. Es casi seguro que Efraín Alegre, quien tratará de pugnar por la Presidencia de la República por tercera vez, ni se habrá dado por enterado de tal proposición. Martín Burt es otro liberal que ambiciona ser cabeza de serie. El que se muestra más conciliador es el gobernador de Cordillera, Hugo Fleitas. Podría aceptar acompañar una fórmula con alguien que no sea de su partido. En este brumoso panorama de quién es el mejor y con mayores posibilidades de ganar a los colorados el próximo 30 de abril del 2023, las negociaciones exigirán un margen que supere las buenas intenciones. Se precisará de un espíritu de diálogo, al que no es muy propensa la clase política nacional, para los necesarios renunciamientos que permitan articular una sola concertación. Para que uno o una acceda, el resto deberá ceder.
Atendiendo a las opiniones y posiciones de las contrapartes, es una posibilidad que dos o más candidatos de la oposición compitan entre sí el 18 de diciembre de este año en las internas simultáneas de los partidos políticos. Será más democrático que apelar a las encuestas. Mañana lunes será un gran día para las elucubraciones teóricas y presagios electorales, donde el Frente Guasu y los partidos fraternos ya jugarían con la ventaja de tener una persona elegida para el cargo de mayor representación política. Decimos jugarían porque en plenarias y convenciones el cuarto intermedio es un recurso válido.