Terminado el primer trimestre del año, ya se tienen suficientes elementos para esbozar lo que podría ser la situación del país durante este año en los más diversos órdenes, como la economía, la política, la salud pública y lo social. De acuerdo con los distintos factores a tener en cuenta, el 2022 no será un año fácil. Para algunos está claro que la marcha de las cosas hará que la economía no crezca como se preveía en los últimos meses del 2021, incluso hay gente que pronosticó que este año no habrá crecimiento y que podría caer el PIB.
El termómetro de los primeros tres meses de este año es suficientemente claro para indicar que la temperatura económica no será la mejor, pues muchas variables dependen de factores que no podemos controlar. Sobre todo porque la guerra europea no da signos de que pueda detenerse prontamente y que el mercado internacional mejore con la desaparición de los elementos que distorsionan el equilibrio. Debido a la falta de certidumbres se percibe una situación de inseguridad.
Entre los asuntos que han mejorado está la situación sanitaria. Parece haberse entrado a la etapa final de la pandemia del covid-19. Esta enfermedad que azota al país desde hace dos años ha dejado hasta ahora un lamentable saldo de 18.731 fallecidos y 648.353 contagiados. Aunque no se puede decir que ha concluido, en la última semana se han dado solo 868 casos, se registraron 18 fallecidos y de 51 internados, solo 8 permanecen en terapia, cifras que están muy lejos de los picos de más de un centenar de muertos por día y de miles de enfermos cotidianos. Estos datos hacen pensar que estamos acercándonos a la terminación de este castigo, aunque nada se puede asegurar de manera categórica mirando la situación de China y otros países con una fuerte explosión de nuevos casos.
La consultora Basanomics, en su informe de marzo, prevé una caída de la economía de entre 0,5% y 1,0% para este año, con un déficit fiscal que llegará al 3,5% y una inflación del 6%.
El Banco Central del Paraguay (BCP) actualizará la proyección económica a fin de mes, y se estima que estará muy por debajo de lo que había apuntado en diciembre cuando señaló un crecimiento del 3,7% para el 2022. La proyección del comportamiento del producto interno bruto (PIB) dependerá de la evaluación de las campañas agrícolas de este año y la del 2022/23 porque la producción de soja abarca dos años calendario. Teniendo en cuenta el aumento del régimen de lluvias, se cree que el desempeño agrícola mejorará, lo que se notará en las previsiones que se hagan.
La falta de equilibrio entre los gastos del Estado y las recaudaciones es otro de los puntos a cuidar porque el déficit fiscal no solo será superior al establecido por la ley, sino que el Gobierno tendrá que prestar más dinero para pagar sus obligaciones.
Por efectos de la pandemia aumentó la pobreza, y la cantidad de gente marginada es cada vez más alta, un problema que no se puede ignorar.
En lo político, se nota que en las internas del Partido Colorado hay una fuerte intromisión de personeros del Gobierno a favor de la candidatura del Vicepresidente. Que gente del Ejecutivo sostenga y trabaje por el candidato oficialista puede ser contraproducente debido a la mala imagen que proyecta la gestión gubernamental, lo que favorece al candidato de Honor Colorado.
A pesar de la guerra y otros factores perniciosos, hay razones para pensar que no todo irá tan mal y que se puede abrigar alguna ilusión de que el año no será muy negativo. Aún en ese caso, para muchos está claro que este año no habrá un crecimiento significativo como el que se consideraba inicialmente, y que esta podría ser otra temporada perdida.
Por eso el Gobierno debe redoblar las medidas para achicar el Estado, soportar el golpe de los aumentos internacionales e incentivar la producción y el consumo, mediante políticas que pueda concertar con el sector privado. Debe recortar las erogaciones improductivas y no permitir los incrementos salariales del sector público, que serán otra sangría más de sus flacas finanzas.