La difícil situación planteada por los recientes hechos nacionales e internacionales que impactan en la vida nacional obliga a realizar una profunda reestructuración en la armadura económica con medidas que afectarán fuertemente a la vida del país. Cuanto antes se concreten y cuanto mayor sea el acierto de las disposiciones, se tendrá la mejor garantía para encontrar los caminos acertados para los problemas planteados.
Las cuestiones que más pesan no se relacionan solo con la suba de los derivados del petróleo, que tiene un fuerte impacto y que está haciendo tambalear a diversos sectores. Están además los asuntos de la estructura impositiva, el déficit que impacta en el fisco, la necesidad de una adecuación de los gastos a los requerimientos cada vez más altos del armazón estatal.
La amenaza del desequilibrio de las finanzas públicas es de tal importancia que, si no se le pone freno, podría llevar al país a situaciones muy complicadas con consecuencias muy duras para el presente y el futuro. Estamos en un estado de cosas que requiere de urgentes y acertadas medidas para no peligrar lo mejor que se ha conseguido en los últimos quince años. Por eso las autoridades deben calibrar la magnitud del asunto y adoptar las medidas recomendadas por los expertos.
Para encarar el aumento del petróleo y sus múltiples consecuencias, el Gobierno analiza algunas alternativas, que tienen la lentitud de las acciones estatales. Dado que se rechazó aumentar la deuda prestando dinero para subsidiar el precio final de los derivados del petróleo, se habla de suspender las transferencias que hace Petropar al Ministerio de Hacienda, que rondan los 12.000 millones de guaraníes al mes (unos 1,7 millones de dólares).
Otra alternativa que se maneja es aumentar la base imponible del impuesto selectivo al consumo (ISC) para algunos productos como alcohol y tabaco, y transferir a Petropar lo recaudado, para lo cual será necesaria la modificación de la ley impositiva correspondiente. Como otra posibilidad se habla de realizar una reingeniería de los gastos estatales, recortando los asuntos superfluos y priorizando desembolsos a programas con impacto social.
En cualquiera de las opciones, la respuesta tendrá que aguardar el tiempo que lleva adoptar la medida y afectará solo a la empresa estatal, que tiene apenas el 14% del mercado. El sector privado, que abarca el 86% restante, se verá sin subsidio para el costo de sus productos y sus precios no tendrán reducciones. La realización de una reingeniería de los gastos del Estado es tan necesaria como urgente, y no es solo para subsanar el impacto de la suba del precio de los derivados de petróleo, sino para ir a la raíz del problema.
Para el ex ministro de Hacienda Santiago Peña, es fundamental hacer las reformas estatales, que son todas necesarias. Esto para que las políticas económicas “se ajusten a la realidad y a las necesidades, sin medidas superficiales que duplican el problema antes que solucionarlo”, como mencionó recientemente en una charla de Basanomics en Ciudad del Este.
Recordó que el déficit fiscal había trepado al 6,1% a causa de la pandemia en el 2020, cosa que retrocedió el año pasado mejorando el desempeño por un resultado fiscal auspicioso, que no fue por la disminución del gasto, sino por el aumento de la recaudación. Pero ese proceso de mejora se interrumpió a finales del 2021 y en los dos primeros meses de este año se produjo un retroceso. El déficit fiscal del 3,7% está financiando los gastos corrientes con mayor endeudamiento, lo que consideró muy peligroso. Explicó que, si se toma el ingreso de los tres últimos meses, la recaudación creció 5%, en tanto que la inflación 9%, lo que significa que en términos reales las recaudaciones del país están declinando, lo que representa un enorme problema. Precisó que la deuda no es mala cuando va a aumentar la capacidad productiva, para desarrollar el campo y generar nuevos ingresos. Pero no es buena para el salario de los funcionarios, como se estaba proyectando.
Por todo ello, se está en el momento preciso para iniciar la reestructuración del gigantesco aparato estatal y dar inicio a una reforma que beneficiará al país, con un Estado eficiente y sin mortificarlo con castigos de ninguna laya.