El Estado debe ser el que lidere con autonomía y libertad las políticas públicas en todos los rubros para no ser preso, como hoy, de las presiones que provienen de un piquete como está sucediendo en el caso del combustible. Estas decisiones afectan a todos porque estos subsidios, ya sea en un futuro, terminamos pagando todos porque es innegable que provienen del bolsillo de los contribuyentes.
El Gobierno no puede ser preso de las ansiedades coyunturales de un solo sector, menos aún cuando estas se imponen con violencia, tal como viene ocurriendo con los cortes de rutas, etc., obstaculizando a la clase trabajadora, que es la que al fin de cuentas produce. Este mecanismo coercitivo que debilita decisiones medianamente objetivas del Gobierno es el mismo que nos conduce a los errores que cometió la Argentina en su economía.
El muy polémico fondo de estabilización del precio del combustible, además de representar un alevoso subsidio, es un parche para una deuda de US$ 100 millones que se tiene en agenda, coinciden los economistas. Mientras se esperan resultados para proceder al endeudamiento y para apagar incendios, el Poder Ejecutivo redujo los precios del gasoil común G. 1.000 y la nafta 93 octanos G. 800 por litro, comercializados por la estatal Petropar, generando así una distorsión en el mercado nacional.
Sobre el recurso de la baja dada en estos días, el ex viceministro de Industria José Luis Rodríguez Tornaco advirtió que Paraguay se encuentra en un estancamiento económico que, según las estimaciones manejadas del promedio de crecimiento económico de estos 4 años de gobierno, es del 0%; es decir, nulo. “Y ahora vamos por los subsidios a combustibles. Subsidios y controles de precios no son sostenibles, Argentina es una muestra”, alertó el especialista.
Al parecer, no hay planes económicos sustentables que amortigüen un poco el golpe de las subas, principalmente del combustible, y se acude a improvisaciones a modo de poner paño frío a la candente situación.
Repetir el fracaso económico de la Argentina de regular el mercado por las tensiones generadas por los piquetes es someter el interés de todos a un sistema de subsidio que de vuelta recaerá en los que aportan al fisco.
El ex ministro de economía argentino Domingo Cavallo, en un intercambio de opiniones con Tornaco, señaló que el modelo de regulación de la Argentina condujo al desequilibrio y todo el mundo comienza a alzar precios especulando con una intervención del Estado.
“Los controles de precios no funcionan para nada, al contrario, los controles de precios lo que hacen es crear desequilibrios; por ejemplo, controlaron el precio de la electricidad, del gas, mantuvieron congelados durante varios años y eso obligó a pagar subsidios enormes que se cargan sobre el gasto público y ahora, por ejemplo, la gran discusión es cómo se va a hacer para autorizar los aumentos de tarifa eléctrica para bajar los subsidios y hay una oposición tremenda para hacerlo”, advirtió Cavallo como parte de las negras experiencias económicas en su país.
Una economía ficticia, manipulada a mano armada por los que siempre buscan que las soluciones provengan del Estado, sencillamente engaña con soluciones fantasiosas que tarde o temprano nos hacen chocar a todos contra la cruda realidad. Los subsidios monumentales y dirigidos sirven como parches y nos salen caro a todos.
Paraguay es conocido por su economía saludable y el crecimiento promedio que vino manteniendo en un 4,5%, excepto en estos últimos 4 años en los que, según nos enteramos en estos días, se estima un estancamiento; es decir, 0% de crecimiento.
El Gobierno y todos los sectores políticos están obligados a cuidar el patrimonio colectivo con leyes y políticas sustentables. Pensar en planes de mejora no debe ceñirse simplemente al endeudamiento y a los subsidios, más bien apuntar a proyectos que optimicen los recursos que disponemos, precisamente para solucionar aquellos efectos colaterales de la problemática mundial que nos toca a todos.