La lucha interna del Partido Colorado se está intensificando últimamente y está llegando ahora a extremos en que el oficialismo que está en el Gobierno ataca sin piedad a sus adversarios coyunturales para tomar todos los espacios posibles y cubrir sus falencias y debilidades.
No solo los quiere destruir sino también hacerse con el poder total para encubrir a los acusados de delincuencia que tiene en sus filas. Por eso no para de dar golpes para tener todos los resortes del poder en sus manos, sin importar el precio final que debe pagar.Debido a eso el sector que responde al Vicepresidente ha tomado numerosas medidas absurdas para ocupar espacios políticos. Por eso asume la defensa del ineficiente ministro del Interior, uno de los responsables de la inseguridad reinante y que es alguien ajeno y adversario político del Partido Colorado.
A esto se suma la persecución implacable al líder del movimiento Honor Colorado mediante las acusaciones infundadas y muy publicitadas del ministro advenedizo, que se puso en el bolsillo a los seguidores del Vicepresidente. También resulta llamativo que en la lucha interna de la ANR el principal acusador y arma política que tiene el movimiento interno del Presidente y el Vicepresidente sea un elemento extraño al coloradismo.
Como parte de la insólita novela, han decidido llevar a juicio político a la fiscala general, alguien que tiene el pecado de haber sido puesta en funciones por la administración anterior, por sus méritos profesionales y jurídicos.
Lo último que se ha visto es que los diputados del movimiento oficialista decidieron el lunes pasado impulsar el juicio político de la titular del Ministerio Público sin más argumentos que el ansia de ocupar espacios y defender a sus socios que están investigados por la comisión de delitos. Fue interesante observar que entre los legisladores que decidieron llevar a juicio político a la fiscala están personas imputadas y enjuiciadas por delitos comunes, como el robo a las arcas públicas desde los cargos estatales que ocupaban. Uno de los graves pecados que le atribuyen es que no haya enjuiciado al ex presidente, como se les ocurre que tiene que hacer para debilitar al movimiento colorado opositor.
De ese modo el ciudadano colorado que devolvió a la ANR al poder en la Presidencia de la República, que había sido echada del Gobierno por la dupla Lugo-Franco en el 2008, es ahora el enemigo de los oficialistas que de la mano de un opositor atacan a un colorado. El que posibilitó el retorno del coloradismo a la más alta magistratura del Paraguay y que facilitó la continuidad republicana para el siguiente período presidencial es para los seguidores de Colorado Añetete el malo de la película y el objeto de todos sus ataques. Si esta actitud no fuera tan disparatada y lamentable por sus contradicciones y su falta de lógica, sería para morirse de risa.
Algunos explican la postura extremista del Vicepresidente y sus seguidores porque están viendo que, según las encuestas, la mayoría de los votos se está inclinando hacia la candidatura del exponente de HC. El candidato de este movimiento es un ciudadano sin cuentas con la Justicia ni sospechas de enriquecimiento inexplicable y otras desprolijidades, como ocurre con el que propone el oficialismo que, sin recato alguno, utiliza su horario de trabajo como Vicepresidente y los bienes del Estado para hacer su campaña política.
Las internas coloradas están mostrando una peligrosa escalada de agresiones desde el sector oficialista hacia el otro movimiento, como ha podido observarse en las últimas semanas. Y ha permitido mostrar la verdadera hilacha de sus principales exponentes, que no parar mientes en ir contra las leyes y las reglas elementales de honestidad pública. Esta conducta emparentada con la delincuencia no se puede aceptar desde ningún punto de vista. Cómo un candidato que luego tiene que ir a disputar en las elecciones generales va a conseguir el favor de la gente si en las internas demuestra que no le importan las leyes ni el manejo honrado de su conducta.
Los integrantes de Colorado Añetete tienen que recapacitar y portarse como personas de bien si quieren el voto de los ciudadanos. Si no, ya saben lo que les espera.