Las recientes denuncias realizadas por el ministro del Interior, Arnaldo Giuzzio, señalando que el sistema financiero y la Bolsa de Valores de nuestro país están inficionados por el dinero sucio y la corrupción, han sido totalmente descalificadas por los expertos en la materia. Primero, porque lo dicho por el funcionario no tiene nada que ver con la realidad, pues el sistema bursátil se maneja por estrictas normas que cuidan el origen de los fondos y la normalidad de las operaciones tanto para los que colocan como para los que captan los productos bursátiles. Llamaron la atención por la gravedad de los cargos, que no reflejan lo que acontece en los hechos reales, que demuestran que el secretario de Estado desconoce las normas que rigen el sistema financiero. Y dan pie a una versión totalmente engañosa con el propósito político de descalificar a algunas personas señalando falsedades y mentiras, que si no fueran tan graves, serían motivo de risa. Por disparatadas y absurdas.
Aunque inexactas, las acusaciones también causaron preocupación en el mercado financiero del país por provenir de un funcionario de alta investidura. El mundo bursátil y de las finanzas habitualmente se mueve con base en la confianza de los inversionistas y suele ser muy sensible a las versiones noticiosas.
Por eso algunos entendidos en la materia señalaron que las palabras del ministro del Interior pueden ser temerarias y peligrosas para el sistema financiero, y que en ese sentido es una expresión de terrorismo financiero. Aunque también se ha dicho que al ser tan absurdas y poco creíbles, mucha gente no le habrá dado importancia.
La semana anterior, Giuzzio montó un publicitado show mediático en la Cámara de Diputados en que realizó una serie de denuncias con el propósito político de desviar la atención por las acusaciones que recibió debido a la pésima tarea en el manejo de la seguridad pública y la alta incidencia de la delincuencia.
El ministro fue tan poco sensato en su acusación que en su cuestionamiento al sistema bursátil del país afirmó: “Esto no es una bolsa de valores. Esto es una bolsa de delincuentes”.
Esto hizo reaccionar a exponentes del sistema financiero que lo desmintieron. Señalaron que la Bolsa de Valores se rige por una gran cantidad de normas, de nivel nacional como internacional, con el propósito de combatir y prevenir el lavado de dinero y la financiación del terrorismo. La bolsa está regulada por la Comisión Nacional de Valores (CNV) que dicta las normas y controla a las empresas. Paralelamente, las entidades calificadoras de riesgo se encargan de supervisar los balances, los nombres de los accionistas, el destino del negocio y cualquier información relacionada al uso del dinero para calificarlas. Todo lo cual está fiscalizado por la CNV.
El abogado Pedro Ovelar señaló que las denuncias del ministro forman parte de un ataque político y un show mediático para instalar mentiras. Que busca darle un ropaje de legalidad o supuestas consistencias, pero con base en hechos falsos, inexistentes o de hechos que existieron, pero no tienen vinculación con las personas a las que acusa, o de algunos hechos verdaderos y totalmente lícitos.
Fue contundente al señalar que las acusaciones de Giuzzio atentan contra el sistema financiero debido a un absoluto desconocimiento de la realidad, o movido por mala fe.
“Si uno afirma de manera contundente, como él lo hace, es porque tiene pruebas suficientes. Si no cuenta con ningún elemento probatorio, estamos hablando de que es temeraria su denuncia y ni qué decir de falsedad. Es insostenible por parte de Giuzzio lo afirmado ante la Seprelad y la Comisión Permanente, no tiene forma de sostener con ningún elemento probatorio”, puntualizó.
Luego se refirió a que la acusación tendría que haberla presentado ante la Fiscalía y no ante la Seprelad, que no tiene potestad para juzgar. Con lo cual, está violando la Constitución Nacional que establece que es atribución del Ministerio Público tramitar las denuncias y ejercer la acción penal cuando y como corresponde, según determine la ley. Presentarla ante otro ministerio del Ejecutivo puede tener peso mediático, pero no corresponde porque no tiene jurisdicción ni atribuciones penales si se quieren hacer cumplir las normas correspondientes.
Y significa más bien un fuerte afán publicitario antes que interés en que se haga justicia.