Los más recientes datos de la realidad nacional obligan a una prudente observación de lo que está aconteciendo, sobre todo por el menor crecimiento económico y las posibilidades de que el electoralismo político y las peleas partidarias pue­dan dar una puñalada por la espalda a la situación del país. Como es lógico supo­ner, en una sociedad que busca su mejor desarrollo es de esperar que triunfe el buen sentido; aunque conociendo a cierta clase dirigente del país, no siem­pre hay garantías de que todo transcurra dentro de lo que aconseja la prudencia.

Por eso hay que insistir a la clase política de que no interfiera el devenir de la econo­mía, que prosigan los juegos habituales del sector dentro de la prudencia y entre los parámetros de la normalidad, en el campo exclusivo de la política. Este pedido tiene especial relevancia, sobre todo para los funcionarios que están al servicio del Estado y que deben concentrarse en la tarea para la que fueron escogidos, al mar­gen de los vaivenes de la politiquería y del juego partidario.

De acuerdo con los datos provenientes del campo, el país agrícola sufrirá un duro golpe por la sequía persistente, lo que hará que el principal producto de exportación, la soja, se resienta en cerca del 50%, según algunos exponentes del sector. Por ello, los analistas de la economía prevén para este año un crecimiento ínfimo que, según los primeros números, estará muy por debajo de las proyecciones realizadas.

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Hasta unos meses atrás, diferentes pro­nosticadores hablaban de que en el 2022 la economía no iba a desenvolverse como en el 2021 y que su repunte estaría en torno a 3% y 4%. Pero estas previsiones se vinie­ron abajo cuando la sequía fue arreciando y amenazando la producción de algunos de los principales productos de exporta­ción. Una serie de situaciones adversas que se sumaron, como la bajante de los ríos y la extraordinaria ola de calor, harán que se revise el comportamiento de la eco­nomía, que para algunos no crecerá más del 0,5%.

El ex presidente del Banco Central del Paraguay (BCP) Carlos Fernández Val­dovinos manifestó que hasta noviembre las lluvias venían relativamente bien. En diciembre, el pronóstico realizado por Basanomics sobre el desenvolvimiento del 2022 sería de un crecimiento del 4%, pero ante la continuación de los fenómenos adversos, actualmente están revisando los números a la baja, como ocurre con otras instituciones y personas que se dedican al análisis económico.

Los expertos del grupo del banco Itaú indicaron que han reajustado el creci­miento de Paraguay, bajando del 3% que tenían previsto para este año al 0,5% debido a los efectos negativos producidos por el clima.

El ex ministro de Hacienda Manuel Ferreira refirió que las proyecciones de crecimiento realizadas anteriormente se verán afectadas. Dijo que si se confir­man las pérdidas del sector sojero en 50%, se estaría con una caída del 27% del PIB agrícola, lo que podría significar un cre­cimiento económico global del 0,7% para este año.

El menor desarrollo económico pre­visto para este año hará necesario que el Gobierno y el sector privado tomen una serie de medidas para hacer frente a la situación. Porque aparte de que se deberá refinanciar las deudas de los producto­res, de los vendedores de fertilizantes, agroquímicos, fertilizantes y maquina­ria, combustibles y otros elementos, es imprescindible crear un clima de tranqui­lidad para que se puedan tomar las medi­das necesarias para hacer frente a la com­plicada situación.

Por eso es imprescindible que el devenir político sea lo más tranquilo posible y la contienda partidaria se lleve a cabo con calma y dentro del ring de combate en los sectores partidarios. Que el pugilato de los candidatos políticos se lleve a cabo en donde corresponde y no afecte a la pro­ducción, el comercio y las otras activida­des económicas que nada tienen que ver directamente con la política. Que los fun­cionarios del Estado, comenzando por el Presidente y sus ministros, se manten­gan en los puestos de combate que se les asignaron para conducir el país y no en las trincheras de los partidos, donde en vez de trabajar por la nación, pierden su tiempo en las rencillas partidarias.

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