El nuevo año se perfila con nume­rosas dificultades de diversa índole, como consecuencia de los efectos económicos y socia­les de la pandemia que, junto con la sequía y otros fenómenos de índole mundial, ten­drán una fuerte repercusión en la vida del país. Solo previendo con tiempo los posi­bles efectos negativos que se ciernen en el horizonte y preparando al país en todos los órdenes se podrá salir airoso ante la incertidumbre actual. Este es el desa­fío del momento al que el Paraguay debe enfrentar con sabiduría y eficacia.

Como frente a cualquier situación dificul­tosa que se presenta, primero hace falta un diagnóstico real para ver qué sucede y ver luego cómo actuar. Y para ello el Gobierno y la ciudadanía tienen que dejar la modorra y buscar trabajar juntos a fin de articular un plan rápido y actuar con la velocidad que requiere el momento. No se le puede dejar solo al Estado para otro plan de emergencia sin la intervención de los agentes económicos, que son los que trabajan y producen la riqueza del país. Teniendo en cuenta las falencias y falta de liderazgo real que tienen las autorida­des nacionales sería muy riesgoso dejarles solos para que manejen la situación, pues les podría faltar la mirada de los que acti­van los resortes de la economía.

Por eso urge lanzar una concertación eco­nómica, política y social para hacer frente a la crisis que azota el país. Un acuerdo entre el sector privado empresarial, la fuerza de los trabajadores y el Estado paraguayo para idear juntos mecanismos que ayuden a superar las dificultades. Un frente unido que sea capaz de encarar con fuertes chan­ces de éxito los momentos actuales.

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El Estado con su maquinaria anquilo­sada, la lentitud de su burocracia y los problemas de deshonestidad que pervi­ven en su estructura no podrá afrontar solo a la crisis actual con buenas posi­bilidades de éxito. Por su lado, el sector empresarial necesitará de la ayuda esta­tal con mejores líneas de crédito, el con­trol del contrabando y el marco jurídico que posibilite trabajar sin dificultades insalvables. Todo esto con la participa­ción activa de la fuerza laboral que está conformada por miles de personas sin cuya participación no se podrá progresar en el campo económico, sea como agentes activos del trabajo y como consumidores de productos y servicios.

Técnicos del sector público como de las universidades y las empresas deben reu­nirse y realizar el diagnóstico de la rea­lidad actual para proponer las grandes líneas de la concertación. Hay muchos lúcidos analistas que pueden colaborar con sus ideas, como conocedores del que­hacer cotidiano y que tienen las luces sufi­cientes para divisar el horizonte.

Estamos comenzando un año que se verá signado por una fuerte confrontación político-partidaria de cara a las eleccio­nes generales de abril del 2023. Los altos funcionarios del Gobierno y los políticos se verán tentados a meterse con todo en la pugna de las internas de sus partidos o movimientos, distrayendo su atención de la necesidad de manejar con dedicación exclusiva los asuntos nacionales. Sería lamentable y trágico que el presidente de la República, los ministros y altos fun­cionarios se olviden de su tarea primor­dial de administrar los negocios del país por sus distracciones partidistas que solo interesan a ciertas facciones par­tidarias. Si juraron conducir la nave del país, no pueden dejar el timón sin la con­ducción que requiere la nación. Menos en estos momentos.

La concertación consiste en el acuerdo entre dos o más personas o entidades para actuar de manera conjunta ante una tarea determinada. Y para que haya un acuerdo debe haber una coordinación mínima para lograr los objetivos propuestos.

En estos tiempos que vive la nación, ni el Estado con su estructura ni el sector pri­vado con su fuerza productiva, cada uno por su lado, podrán lograr los objetivos que requiere el Paraguay. Todos los sectores deben unirse y establecer, aunque sea un mínimo convenio, para actuar de manera conjunta en la tarea común.

En los momentos cruciales de nuestra historia siempre se ha actuado en forma unida para vencer al enemigo. Y este es el momento de concertar entre todos para salir airosos de las dificultades actua­les y procurar el bienestar de la sociedad paraguaya.

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