La banda criminal norteña que se hace conocer por una sigla liberó al joven empleado de la Ande de religión menonita, Peter Reimer, luego de que sus familiares cumplieran con el pedido extorsivo de la entrega de víveres por el equivalente a 500 mil dólares. El hecho se produjo en la estancia Guyrá Campana, en la zona de la colonia La Yeya, que está ubicada a más de 50 kilómetros de la parte urbana del distrito de Santa Rosa del Aguaray, en el departamento de San Pedro.

La ciudadanía que había recibido con preo­cupación el nuevo secuestro volvió a respirar con calma cuando se anunció la liberación del joven cuyos padres tuvieron que hacer maravillas para conseguir y entregar las mercaderías para que retornara con vida el joven de 24 años. Reimer es el quinto ciuda­dano de fe menonita secuestrado por los ban­doleros del Norte y el cuarto que fue liberado con vida luego del cumplimiento de las con­diciones impuestas por los facinerosos.

Poniendo el dedo en la llaga, el presi­dente de la Asociación Rural del Paraguay (ARP), Pedro Galli, señaló a una emisora que para que la gente pueda seguir traba­jando, necesita más seguridad de parte del Estado. Pidió una mayor presencia de las fuerzas de seguridad estatales a fin de evi­tar los secuestros y otros actos de violen­cia criminal. Afirmó que toda la zona norte del país quedó muy atemorizada luego de este nuevo secuestro, pues no hay mayo­res garantías para seguir trabajando con la sensación de sentirse seguros. Hay que destacar que, últimamente, los secuestra­dores se ceban en los menonitas, pacífi­cas personas que se dedican solo a trabajar para el sostén de sus familias.

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“Es una situación muy difícil para estos ciudadanos que desempeñan sus labo­res diarias en esa zona, al saber que están continuamente expuestos y sin distinción de clase y sin importar que sean personas pudientes o no. Sin dudas causa una situa­ción de temor en esa zona e inseguridad”, afirmó Galli.

En esta ocasión, los maleantes volvieron a conseguir su objetivo de obligar al pago de un rescate para soltar a un secuestrado y demostraron la incapacidad del Estado para frenar este tipo de acciones violen­tas. De paso dejaron el mensaje de que la sociedad paraguaya sigue todavía a merced del capricho de los malhechores, algunos de cuyos grupos continúan sembrando la zozobra entre la gente pacífica y trabaja­dora de esa zona del país.

Por eso el empresario pidió que el Gobierno, a través de las instituciones de seguridad que tiene el Estado, trate de exterminar los grupos criminales. “Hace demasiado tiempo que están asolando a la zona y ya nos preguntamos si con este esquema que tienen darán con ellos alguna vez. Tampoco queremos quedarnos com­pletamente desamparados”, remarcó.

Ante este tipo de hechos que se está dando cabe hacer la pregunta que preocupa a la ciudadanía: ¿Hasta cuándo los crimina­les continuarán con sus ataques a la gente pacífica?

El general retirado Alfredo Machuca dijo que para acabar con los grupos guerrille­ros del Norte hay que darle mayor libertad de acción en la lucha contra los terroris­tas a la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC). Esto para que pueda desplazarse operati­vamente a los distintos departamentos del país, a través de los medios que tiene, res­petando la estructura orgánica de la insti­tución armada y sin ningún tipo de inter­ferencia. Puso de resalto que mientras no se emplee toda la estructura de las Fuer­zas Armadas, no se podría obtener nin­guna solución y continuará el problema. Enfatizó que no puede ser que un grupo pequeño esté haciendo lo que quiere y esté golpeando a la sociedad cuando le parece.

Ante esta situación, el Gobierno debe plantearse nuevas estrategias para la eli­minación de los grupos criminales. Se deben analizar los aciertos y los errores de la FTC, para realizar los ajustes nece­sarios, como señala el general Machuca. Facilitar que las fuerzas especializadas realicen su tarea en la totalidad del terri­torio comprometido, sin importar los lími­tes geográficos. Si es necesario, se deben actualizar las leyes para encarar la lucha con más posibilidades de éxito.

Todo parece indicar que los grupos crimi­nales están disminuidos y más limitados. Ahora hace falta impulsar a la FTC para que llegue al resultado esperado.

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