El título de “Papá Noel” que le puso Emilce Espínola, estudiante de Ciencias Contables de la Universidad Nacional de Itapúa, al director de Yacyretá, Nicanor Duarte Frutos, y demás participantes de la entrega de aportes en esta casa de estudios, el martes pasado, es una expresión de hartazgo del asistencialismo y la falta de oportunidades laborales que sufre la ciudadanía, más aún la población juvenil de nuestro país.
El comparativo con Papá Noel es por los regalos repartidos al finalizar el año.
“Te falta mucho” fue la sentencia que le dio la joven al brusco Nicanor Duarte Frutos, que a su estilo fanfarroneaba generosidad con recursos públicos y arremetía contra el sector productivo osando dar cátedras tributarias.
El acto en la sede de la Universidad Nacional de Itapúa (UNI), que fue para entrega de millonarios aportes para educación (becas), salud, producción y subsidio por la veda pesquera, generó repercusiones negativas para el provecho y los autobombos a los que acostumbra el director de Yacyretá.
El ataque desmedido y sin fundamento de Nicanor al sector productivo, industrial y empresarial de nuestro país en medio del citado acto, llevado a cabo en uno de los departamentos emblemáticos de la producción agrícola paraguaya, quedó duramente desacreditado por la joven estudiante que recibió lluvia de aplausos durante y después de su intervención.
La baja carga tributaria que el director de Yacyretá critica a los que considera grandes grupos económicos mezquinos en el pago de impuestos quedó por el suelo, luego de la manifestación de la universitaria.
La alocución de la joven dejó en evidencia el desinterés y el oportunismo político que al parecer están lejos de ser superados en el Paraguay. La arremetida contra el sector productivo ante la necesidad de trabajo cada vez más acentuada en nuestro país es una bofetada para la ciudadanía en general.
“¿De qué sirven tener facultades de aquí para allá y recibirnos (profesionalmente) por todo el país si no tenemos trabajo?”, fue la pregunta disparadora de la ola de críticas que le llovieron luego del evento al director de Yacyretá y detrás de él a las demás autoridades presentes.
El cuestionamiento desmoronó de una el extraviado discurso de Nicanor sobre la realidad que afecta a la gente. El tiroteo al sector productivo; es decir, a los generadores de empleo, fue un bumerán con una verdad de hierro; la falta de oportunidades laborales, la ausencia de políticas de inversión para crear puestos de trabajo.
“Podemos costear nuestros estudios, nuestra salud, pero para eso necesitamos trabajo. Los jóvenes necesitamos trabajo, señores, por favor inviertan en trabajo”, fue la expresión de la joven universitaria que representa la triste realidad de miles de paraguayos que no tienen la suerte de ser pariente u operador de algún político con poder.
Es evidente que este escrache al asistencialismo, recurso utilizado para autobombos y réditos políticos, implica un proceso de madurez de la ciudadanía protagonizado principalmente por los jóvenes que ya no están dispuestos a depender de aportes ni regalos. La gente busca trabajo, no regalos y menos conformarse con los de Papá Noel, aquellos que llegan al final del año.
Lo ocurrido en Itapúa es una alarma que ya no puede ser desoída. El Estado en toda su estructura debe readecuarse a las necesidades que urgen, principalmente, la generación de empleos con calidad.
Las autoridades deben encontrar la manera de apuntar a las exigencias de dignificación que reclama la juventud y la ciudadanía en general que ya no espera por Papá Noel. Los proselitismos con recursos públicos como los discursos populistas quedaron atrás, una población cada vez más empoderada busca desterrar el asistencialismo y reivindica el trabajo como base del anhelado desarrollo económico y social.