Además de seguir los protoco­los recomendados por la pan­demia del coronavirus, tomar los recaudos para el combate al dengue es una prioridad que no se puede postergar. Los índices de infestación lar­varia alertan sobre el aumento de esta enfermedad.

De nuevo caemos en lo mismo. Se repite el problema de todos los años, de llegar a los últimos meses minados de mosquitos; pareciera que nos dedicamos a la repro­ducción de estos insectos voladores.

Estamos acostumbrados como Estado y sociedad a apagar incendios. No actua­mos con mecanismos de prevención ante un mal que sabemos tiene su época y para más conocemos que la tarea es sencilla: limpiar nuestros espacios, eliminar cria­deros de mosquitos.

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En estos días, en conferencia de prensa, el director del Servicio Nacional de Erradi­cación del Paludismo (Senepa), Dr. Gus­tavo Chamorro, alertó sobre el aumento de los índices de infestación del mosquito transmisor del dengue en casi todo el territorio nacional.

Asunción, de vuelta, entre las ciudades más vulnerables, cerca del 40% de su radio fue intervenido con controles físi­cos y químicos de entrada, al ser detecta­dos potenciales criaderos de mosquito.

Según el Senepa, alrededor de 220 mil potenciales criaderos de mosquito fueron eliminados en todo el país. Las notifica­ciones de la enfermedad aumentan a dia­rio desde hace unas semanas.

Desde Vigilancia Sanitaria también ya avisaron que no podemos darnos el lujo de cruzarnos las manos.

El Dr. Guillermo Sequera había mencio­nado que el inicio de la nueva epidemia de dengue se daría cuando el número de notificaciones a nivel país supere los 200, por un lapso de tres semanas seguidas. En ese sentido, los datos del informe sema­nal revelan que en las últimas semanas se registraron un total de 550 notificacio­nes, con un promedio de 183 por semana.

Los números van para arriba y no se observan estrategias fuertes de concien­ciación para repetir las veces que sean necesarias que la enfermedad prove­niente del mosquito aedes agypti arre­bata vidas, al igual que el covid y otros males que proliferan ante la ausencia de cuidados.

El Ministerio de Salud y el Ministerio de Tecnologías de la Información y Comuni­cación (Mitic) deben apresurar una agre­siva campaña contra el dengue y activar una iniciativa que resulte motivadora para que la población en general se acople a las estrategias.

Desde inicios de este año no se visuali­zan tareas de comunicación que despier­ten el interés de la ciudadanía y refuercen conciencia sobre el flagelo. No podemos seguir jugando con el tiempo y caer en el grave error de llegar tarde con el aviso, así como ocurrió con la pandemia del covid y nula presencia del Mitic en la notificación de avisos sobre las estrategias sanitarias.

A las tareas de concienciación sanitaria deben dar soporte los municipios de cada rincón del país. Las autoridades munici­pales deben aplicar con firmeza las nor­mativas y velar por urbes más sosteni­bles, limpias, sin espacios para plagas que atenten contra la vida de la gente.

Las municipalidades están en la obli­gación de monitorear los barrios de sus comunidades e imponer multas a los ciu­dadanos que no cuidan sus espacios y ten­gan criaderos de mosquito en sus propie­dades.

El año pasado, algunos municipios como el de Asunción acudieron a estratégicas alianzas con el Ministerio Público para intervenir inmuebles, principalmente baldíos con criaderos de mosquitos para castigar a propietarios inconscientes.

Con una pandemia, una de las más crue­les como la del covid-19, no podemos dar tregua para que enfermedades como el dengue nos vengan encima, más aún cuando la prevención es simple: limpiar y eliminar criaderos de mosquito.

La tarea es de todos, está en las manos de cada ciudadano colaborar para evitar otra crisis sanitaria, y las autoridades cumplir con el rol de fortalecer estrategias para el combate al dengue, aunque ello implique el castigo a los insensatos que reproducen mosquitos en sus propiedades.

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