Los responsables del escandaloso esquema de planillerismo de 15 inspectores de la Patrulla Cami­nera catalogados de VIP deben asumir las consecuencias y devolver al Estado paraguayo el dinero desfalcado con los pagos indebidos por la contrapres­tación de servicios no ejecutados y de ser posible apartarse de sus respectivos car­gos, ya que deshonran a la institución.

Una investigación de nuestro medio evidenció con documentos cómo en la Patrulla Caminera aplicaron un permiso especial a 15 inspectores, firmado por el ministro de Obras, Arnoldo Wiens, para que desde la comodidad de sus hoga­res, sin prestar servicios a la institución, cobren sus sueldos de G. 9,7 millones. La licencia rige desde hace 3 años con un perjuicio de G. 5.682 millones.

Lo ocurrido en la Patrulla Caminera sor­prendió a la ciudadanía en general y es lógico; se trata de un mecanismo administrativo sin precedentes que nos cuesta millones a los contribuyentes. Con el hecho trascendido, el director nacional Osvaldo Cabrera como sus leales de inmediato debieron apartarse del cargo, pero como la ética es letra muerta en su gestión se atornillan a sus sillas mientras esperan que pase la tormenta.

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No existe explicación lógica ni legal que avale permiso para planillear y menos aún por tanto tiempo. Lo sucedido des­plomó por completo la poca moral que le pudo haber quedado a los altos jefes de la institución, cuyas gestiones son sacu­didas frecuentemente con denuncias de corrupción en las rutas mediante aprietes a los conductores.

La institución tiene una instancia para resolver el complejo problema de los ins­pectores en etapa de retiro y jubilación, que es la junta de calificaciones integrada por altas autoridades de la Patrulla y pre­sidida por el ministro Arnoldo Wiens. Sin embargo, todos se desentendieron de los pagos indebidos durante todos estos años y ahora están activando convocatorias y reuniones para recoger a los planilleros.

Las movidas de la Junta de Calificacio­nes con relación a los inspectores VIP son nuevas demostraciones de falta de res­ponsabilidad y de honor, ya que para sal­var el pellejo y apagar incendios no duda­ron en iniciar un operativo de rescate de los subalternos, aunque ello sea en detri­mento del presupuesto como del ascenso de las remesas posteriores.

Es inconcebible que, como si nada hubiera pasado, los inspectores VIP vuelvan de sus largas vacaciones como si nada y sin que ninguno de los responsables asuma un resarcimiento. Los altos jefes inmis­cuidos en el fraudulento hecho deben ser sometidos a las instancias administra­tivas y legales para devolver centavo por centavo el dinero derrochado.

La Patrulla Caminera no aguanta más denuncias.

La institución arrastra un despresti­gio nunca antes visto, un descreimiento tal en sus operativos al punto de que sus agentes son tildados de recaudadores pro bolsillo. Los últimos escándalos de planillerismo y oscuros enriquecimien­tos de algunos jefes hicieron tambalear a la actual administración, que tuvo que adoptar estrategias extremas como la de regular los controles ruteros, siendo la principal misión de la Patrulla Caminera velar por la seguridad vial de los usuarios.

Se requiere urgente reestructuración administrativa, operativa y táctica para devolver la credibilidad a la Patrulla Caminera para no seguir cargando con el mote de zorros del asfalto.

Los altos jefes deben empezar a gestionar mecanismos de una buena paga en la ins­titución y afinar las herramientas lega­les para que los uniformados que estén en etapa de retiro se acoplen a la jubila­ción con todos los honores y no seguir pescando en el tiempo a la expectativa de sacar un poco más de plata cuando les toque la deserción.

La Contraloría General de la República y la Fiscalía deben salir a la caza de los corruptos. Devolver el dinero malversado al Estado y castigar a los responsables.

Desde el Congreso también amerita la iniciativa legal de proteger a los unifor­mados como el funcionamiento eficiente de la institución para que ningún inspec­tor especule con el pase a retiro. La pan­demia nos tiene en un momento de mucha expectativa de circulación si se logra contener el coronavirus, por lo que urge devolver la honorabilidad a la Patrulla Caminera para que pueda ejercer el lide­razgo en la seguridad vial.

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