Luego de la cantidad extraordinaria de casos de covid 19 que se había dado en los meses pasados, desde octubre y noviembre el país está pudiendo vivir con más calma luego del aluvión anterior. De haber tenido hasta más de un centenar de fallecidos por día y varios cientos de contagiados por jornada, se ha llegado a cero muertes y a apenas una decena de nuevos casos en algunas fechas, lo que dio un gran respiro a los centros médicos y constituyó un gran alivio para todos. Acaso no se haya llegado a la euforia, pero sí cundió en el ánimo de mucha gente el sentimiento de que ya estábamos salvados, que la pandemia ya se había ido, lo que hizo que muchos comenzaran a relajar sus cuidados y a dejar de lado la adopción de las medidas sanitarias recomendadas.
Pero la realidad está mucho más allá de nuestros deseos y es más compleja de lo que podemos creer.
Hasta el lunes 8 de noviembre la cantidad de fallecidos por covid-19 llegó a 16.266 personas, lo que implica un gran dolor para miles de familias que quedaron choqueadas. La enfermedad destrozó a miles de hogares, que quedaron con una aflicción incontenible.
Y si se observan las cifras de los fallecimientos no se puede albergar otro sentimiento que la desazón y la pesadumbre. ¿Por qué? Porque con el primer muerto que se registró por la pandemia el 21 de marzo del 2020, hasta el 8 de noviembre del 2021, han partido 16.266 personas, que equivale a un promedio de 27 fallecidos por cada jornada transcurrida. Cosa que se da solo en una guerra armada o en una revolución sangrienta.
Desde marzo del año pasado, la cantidad de contagiados por la enfermedad alcanzó a 461.413 individuos, de los cuales tuvieron la suerte de recuperarse 444.749, de los que muchos quedaron con secuelas de diversa índole, aunque otros no tienen ninguna consecuencia aparente. Hubo momentos muy difíciles para el país, porque en el momento más álgido se registraron más de 140 muertos por día (149 el 11 de junio pasado), arriba de 4.000 internados, de los cuales más de 600 estaban en terapia intensiva, y los nuevos contagios superaban los 3.400 casos diarios, también en junio.
Octubre fue últimamente el mes con menos muertos y contagios, pero en los primeros 8 días de noviembre se está registrando un leve repunte: se contabilizaron 19 fallecidos (un promedio de 2,3 por día) y 372 nuevos contagiados, una media de 46,5 casos diarios. En término medio, estas cifras son levemente más altas frente a los nuevos contagiados en los últimos 8 días de octubre, que eran de 42,5 contagios por jornada. Este mes también creció el número de decesos frente al de la última semana de octubre, en tanto que las internaciones van subiendo continuamente.
Este nuevo repunte de casos de covid-19 está causando la alarma en el gremio médico, sobre todo teniendo en cuenta el relajamiento generalizado en ciertos grupos de personas. Parece que para muchos ya no existe el peligro de la enfermedad, lo que es un engaño teniendo en cuenta nuestra realidad y lo que está ocurriendo en otros países del mundo que están atravesando la tercera ola de la enfermedad.
La población completamente vacunada, con dos dosis, al 5 de noviembre era de 2.380.170 personas, lo que representa el 33,4% de la población. En tanto que las que tienen una sola dosis ascendían a 2.927.343, el 41%. Quiere decir que solo un tercio de la totalidad de habitantes del país está protegido, mientras que al resto que comprende las dos terceras partes de la población nacional aún le falta el tratamiento de inmunización completo para defenderse contra el mal.
Si la mayor parte de los habitantes del Paraguay no está vacunada contra la pandemia, es perfectamente explicable el temor de los profesionales de la salud, más teniendo en cuenta el incremento de los casos en muchas otras naciones.
Hay que ser muy estrictos en el cumplimiento de las normas sanitarias e incentivar la campaña de vacunación con más fuerza entre los sectores aún no inmunizados. Cuando dos de cada tres habitantes no están protegidos, estamos aún en serio peligro.