Tres meses después del anterior incendio, en la madrugada del miércoles 3 volvió a producirse otro siniestro en el Mercado 4, el mayor centro de ventas de productos al tipo minorista de la capital. Esta clase de hechos, generalmente de menor cuan­tía, es relativamente frecuente en el lugar. Suele ocurrir principalmente por las pre­carias condiciones de seguridad, el escaso control para evitar imprevistos de esta laya, el insuficiente equipamiento contra este tipo de eventos. Y, en gran medida, por la desidia y el descontrol en la con­ducta de los permisionarios de los pues­tos de venta, que no siempre cumplen las reglas establecidas.

Como siempre ocurre cuando se dan estos acontecimientos, se buscan cul­pables, que los hay, sin duda. Pero pocas veces se ensaya una solución efectiva, que también existe, si se tiene buena voluntad para ello. Que es adonde hay que apuntar definitivamente. Porque si bien es inevi­table quejarse de la desgracia y el dolor, hay que acostumbrarse a enjugar el llanto para encarar la solución de los problemas.

La Municipalidad de Asunción y otros organismos públicos tienen una respon­sabilidad ineludible en la situación del mencionado centro comercial. Porque permiten el hacinamiento de puestos de venta por encima de lo que establecen los reglamentos y lo que aconseja la pruden­cia. La Ande debe controlar y no permitir las instalaciones eléctricas que están en condiciones precarias y que casi siempre son la causa de los siniestros. Por segu­ridad, ningún organismo público puede aceptar el desorden del conglomerado humano y mercantil que es más propio de un campamento de refugiados que huyen de una guerra. No se puede permitir que ciertos alimentos estén en el suelo y que mercaderías delicadas no tengan el cui­dado de las temperaturas o de otras con­diciones higiénicas necesarias.

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Después de tantos años de instalaciones precarias, no es aceptable que el Mercado 4 siga siendo el peor centro comercial popular del Paraguay pudiendo operar en un edificio funcional y adecuado, como ocurre en las capitales de otras naciones y hasta en las ciudades más organizadas del interior del país.

Además de su situación edilicia el Mer­cado 4 tiene una serie de problemas de otra índole, como se puede observar en la frágil composición de gran cantidad de sus puestos de venta, el hacinamiento irregular que no permite el ágil acceso de personas y menos el tránsito en las callejuelas internas, las instalaciones eléctricas que en gran parte no cumplen las normas de seguridad. Y en el criterio dominante de una gran porción de per­misionarios que se conforma con el “así nomás” dejando de lado las precaucio­nes y cuidados necesarios. En ese sentido, este centro comercial es un ejemplo de la desidia y el descontrol, que no se debería aceptar ni seguir soportando sin hacer algo.

Una prueba de que el Mercado 4 se puede mejorar en todo sentido es lo que se observa en otros mercados municipa­les de Asunción donde no se ve la pre­cariedad extrema que se nota en este. O en otras ferias municipales del interior, como La Placita de Encarnación o el Mer­cado de Abasto de Ciudad del Este.

Existen proyectos de modernización que se han estado encarando desde hace varios años, que contaron con la ayuda monetaria de la Itaipú Binacional, que abarcan un área importante del Mercado 4. Ese tipo de obras se tiene que continuar llevando a cabo en los otros sitios donde hasta ahora las instalaciones siguen en mal estado y requieren de una urgente actualización. Este sitio de comercializa­ción tan popular debe convertirse en el modelo de mercado con mejores insta­laciones, nuevos locales con sistemas de seguridad de gran nivel que ya no permi­tan los siniestros que ponen en peligro la vida de las personas y las perjudica con grandes pérdidas.

El episodio de este último incendio, que fue espectacular por sus dimensiones y que dejó enormes quebrantos económi­cos para los trabajadores del lugar, es una nueva gran lección. Constituye sobre todo un desafío que debe impulsar a las nue­vas autoridades municipales que se están haciendo cargo a acelerar los proyectos existentes y a encarar otros para trans­formar al Mercado 4 en seguro, moderno y adecuado a su importante función de feria popular.

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