Las últimas declaraciones del ministro anticontrabando, Emilio Fúster, desviando el problema de ingreso ilegal hacia el gremio industrial para justificar las deficiencias en los procedimientos de control y la ola de críticas que viene recibiendo, dejan muy mal parado al Gobierno en la iniciativa de exterminar este mal.
Es lamentable el manejo del hombre puesto por el Ejecutivo para liderar el combate al contrabando y que era la promesa para ganar al flagelo; su actitud de buscar con sus disparatadas acusaciones desacreditar al sector que denuncia la problemática, cuando el comercio de mercaderías ilegales pulula en todo el país, no solamente en las fronteras.
El ministro Fúster fue nombrado para liderar una exhaustiva lucha contra el contrabando, cuenta con tecnología para ver todo el ingreso por nuestras fronteras. Había anunciado controles por cielo, agua y tierra, pero los resultados son más que desalentadores ante las expectativas que había generado en eliminar el comercio negro.
Fúster debiera ir contra aquellos que venden productos de contrabando en rutas, avenidas, comercios, etc. Las expresiones del ministro anticontrabando de que miembros de la Unión Industrial Paraguaya (UIP) tienen socios contrabandistas fue un balde de agua fría para los industriales que invierten y dan puestos de trabajo en nuestro país.
El contrabando le está haciendo frente prácticamente a nuestra economía. Primero comenzaron las voces de protesta desde el rubro combustibles ante la venta ilegal de nafta, gasoil, que funciona exitosamente en rutas, en ciudades fronterizas, incluso a metros de distancia de los puestos de control.
Se armaron miniestaciones clandestinas de venta de combustible en todas partes.
La capacidad de provisión de estos puestos ilegales promete llenar grandes tanques de combustibles, según pudimos comprobar con investigaciones de nuestro diario. Atribuir el florecimiento a la situación económica, los altos precios y las tentadoras ofertas en la Argentina es infantil.
La falla está en los controles, es evidente que hasta comercios marginales se burlan de las estrategias.
Otra pesquisa de nuestro grupo de medios halló ventas clandestinas de combustible en el Área Metropolitana, en las inmediaciones de Petropar, muestra cómo el negocio ilegal florece en las narices de los altos funcionarios responsables de evitarlo.
El sector avícola, uno de los sectores más afectados por la huelga de camioneros de hace unos meses y de la que todavía no termina de reponerse, es boicoteado por los grandes vehículos con pollo de contrabando, gracias a las vulneradas fiscalizaciones.
El sector frutihortícola pide socorro, inundaciones de productos de contrabando a la vista de todos que, luego de insistentes reclamos, generó algunos decomisos por parte del grupo estratégico anticontrabando.
Hace unos días la Cámara de Distribuidores de Materiales de Construcción (Cadimaco) también salió a reclamar el alto nivel de ingreso de mercaderías de contrabando al país que la afecta considerablemente. Este gremio instó a las autoridades competentes que tengan la firmeza de tomar acciones decididas de combate al contrabando.
Si meses antes de fin de año, período sensible para el descontrol de los ingresos, ya se acentúa el problema del contrabando, los pronósticos se tornan más que oscuros para las situaciones que pueden experimentarse cuando haya más flujo y la economía se dinamice por cobros de aguinaldos como de otros sueldos extras.
El ministro Fúster está demostrando inoperancia y una irresponsabilidad sin precedentes con las acusaciones al sector industrial, pilar de nuestra economía. Es evidente que está más bien abocado al show, sacar fotos de algunas que otras cacerías de productos de contrabando que realiza, está su rápido operativo de 120 litros de decomiso al día siguiente de que nuestro diario publicara el auge del contrabando de combustible en varias ciudades. Movió todo el aparato para las cámaras y la requisa de los 120 litros de combustible, cuando en un pequeño puesto ofrecen llenar grandes tanques de camiones de 800 litros.
El Gobierno debe recapacitar, reorientar sus planes de lucha contra el flagelo del contrabando para proteger los intereses de todos los sectores. Nuestro país necesita recuperar su economía y es evidente que el mediático ministro anticontrabando no es la opción más eficiente para liderar este objetivo.