Una de las preocupaciones expresadas por los especialistas de la economía es que el índice de precios de los productos de consumo está aumentando. Aseguran que a este ritmo la tasa de inflación de este año será mayor a la estimada por el Banco Central del Paraguay (BCP) y la más alta de los últimos años, con el consiguiente impacto que implica en los consumidores, especialmente en los que tienen menores ingresos. Si las apreciaciones de los entendidos son correctas, vamos a sufrir las consecuencias del aumento del costo de vida. Y en vez de tomarlo con una actitud pasiva, sufriendo la inflación sin hacer nada, hay que actuar para impedir el impacto que pueda tener y buscar la reducción de los precios.
De acuerdo con el índice de precios al consumo (IPC) de la banca matriz, de enero hasta setiembre la inflación es del 4,6%, en tanto que la variación anual, desde setiembre del 2020, ha llegado al 6,4%, que es 8 décimas más elevado que la registrada hasta agosto último. Teniendo en cuenta estos datos es que se prevé una inflación de 6% o más para los doce meses de este año. Lo más llamativo ha sido el alza de los precios de los alimentos y bebidas no alcohólicas, que en setiembre fue del 2,6%, y en lo que va del año ha tenido un incremento del 7,6%. En tanto que en los últimos doce meses creció en 13,6%. Como la alimentación tiene mayor impacto en la estructura del presupuesto familiar, especialmente en los sectores con menores ingresos, el incremento mencionado constituye un fuerte golpe para la economía hogareña.
El transporte es el otro renglón que más subió después de los alimentos, pues en lo que va del año creció en 8,7% y en los últimos doce meses 9%. Aquí se considera no solo la suba del boleto del transporte urbano de pasajeros de la gran Asunción, donde está subsidiado por el Gobierno, sino en todo el país en que no existe esa asistencia estatal. Incluye el monto de la movilización en vehículo propio que ha sufrido varias subas en los precios de los combustibles. El costo de la medicina, que incluye la atención médica y el precio de remedios, tuvo un crecimiento del 3% de enero a setiembre, en tanto que la variación en los últimos doce meses fue del 3,9%. Es el tercer componente del IPC con más incrementos luego de la alimentación y el transporte.
Según la opinión de algunos analistas, el 40% del consumo de la gente proviene del exterior y está afectado por el sobrecosto internacional por la disminución de oferta. En este campo influye el aumento de los fletes marítimos y fluviales, que de estar en diciembre del 2020 a 4.500 guaraníes la tonelada aumentó ahora a casi 8.000 guaraníes, según un directivo de los importadores. Para contrarrestar el alza de los precios y disminuir su impacto, las autoridades nacionales deben tomar medidas urgentes, juntamente con las empresas involucradas. El freno al alza de los precios no es imposible, sino perfectamente realizable si se actúa con inteligencia y disciplina.
Hay que buscar una concertación con el sector privado, supermercados y grandes negocios, para que no eleven el valor comercial de los productos y que más bien realicen ofertas especiales e incentivos con precios reducidos, como acostumbran hacer en ocasiones. El Gobierno debe acordar con los grandes proveedores, frigoríficos, e incluso la Asociación Rural del Paraguay (ARP) la mayor oferta de carne vacuna, en especial los cortes populares, que impulsará la baja de precios. Además de otras medidas que ayuden a aumentar la oferta de productos y servicios básicos.
El Ministerio de Hacienda debe bajar el porcentaje del IVA o mantener su reducción para los productos de consumo básico, como alimentos, artículos de limpieza y útiles varios. Tiene que reducir la tasa del Impuesto Selectivo al Consumo (ISC) que tributan los combustibles para que no suban sus valores finales. Achicar la inflación es el desafío del momento y hay que abocarse a ello con toda la fuerza. El interés general está por encima de la conveniencia de algunos sectores.