Nuestro país cuenta con el índice de clima económico más elevado de la zona, según publicaciones de una recono­cida entidad económica internacional. Las encuestas locales, por su lado, hablan de que la confianza del consumidor para­guayo está en lo más alto porque mejora su situación, y todo parece indicar que vamos por buen camino. Pero al mismo tiempo estamos llegando a los niveles más altos de endeudamiento, mientras los aumentos de gastos públicos crecen y presionan contra un Estado ineficiente que al final querrá elevar impuestos para hacer frente a los nuevos desembolsos.

El Paraguay tiene el Índice de Clima Eco­nómico (ICE) más elevado de América Latina al término del tercer trimestre del año, según la Fundación Getulio Vargas. El estudio, que revela el resultado de una consulta a 149 especialistas de 15 países de la región, ubica a Paraguay con 125,1 puntos, muy por encima del promedio de América Latina, que tiene 99,7 puntos. Brasil, que se ubica en el segundo lugar, tiene 116,5, seguido de Chile en el tercer puesto, que está con 104,1 puntos.

El análisis de la situación económica pre­parado por la Fundación Getulio Var­gas se refiere al clima de los negocios en América Latina, que en su última versión habla de un alza en la región, que conti­núa liderando nuestro país. Los técnicos explicaron que la mejoría es atribuible a las exitosas campañas de vacunación con­tra la pandemia y a los excelentes precios internacionales alcanzados por las mate­rias primas que exportan las economías de Latinoamérica.

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Por su lado, el Índice de Confianza del Consumidor (ICC) elaborado por el Banco Central del Paraguay (BCP) de setiem­bre revela que se ubicó en 53, por encima del 51,8 alcanzado en agosto, y por tercer mes consecutivo se encuentra en la zona de optimismo. Es el punto más alto desde marzo del 2020.

Dentro del ICC, el Índice de Situación Económica (ISE) también aumentó, lle­gando a 34,6, al igual que el Índice de Expectativas Económicas (IEE) que cre­ció hasta 71,4. El ISE mide la valoración de los encuestados sobre la situación eco­nómica actual de la persona, del hogar y del país comparado con un año atrás. En tanto que el IEE señala las expectativas económicas de cada encuestado, su hogar y el país para dentro de un año.

Pero al mismo tiempo, Paraguay se encuentra cada vez más endeudado, con mucha presión de sectores que quieren aumentos salariales mientras el fisco no sabe de dónde sacar más plata. A causa de la emergencia ocasionada por la pande­mia, se elevó la deuda externa, y en el pre­supuesto estatal para el 2022 se quiere incluir más gastos que no hay cómo cubrir. Para algunos, la presión tributaria ya no es suficiente para pagar los aumentos del sec­tor público, abonar los contratos, cumplir con el pago de los intereses de la deuda, por lo que en algún momento se tendrá que recurrir al aumento de impuestos.

Como el IVA es el tributo más rendidor, calculan que subiendo la tasa del 5% al 7,5% y la del 10% al 15%, se podrá tener un aumento de ingresos del 50% en este impuesto, lo que ayudará a enfrentar las necesidades financieras del Estado. Sería la salida más rápida para el Gobierno, pero la más dolorosa y pesada para los contri­buyentes, que la sentirán como un castigo.

Algunos analistas proponen que el Gobierno entregue las obras públicas al sector privado, sea mediante la privati­zación, contratos público-privados para no tener que gastar en ellas. Una econo­mía de libre mercado en que el sector pri­vado asuma más riesgos y el Estado tenga menos participación, pues de lo contrario puede convertirse en una nación estan­cada, ineficiente, con impuestos altos y más cara.

Ante esta situación, el Gobierno debe actuar con equilibrio, sin cometer los errores de algunos países vecinos que hoy se encuentran en medio de la desespera­ción. Los desafíos de la pospandemia son claros: apuntalar la economía y crecer lo más posible para conseguir el desarrollo que se traduzca en el bienestar de la gente.

El país ha salido relativamente bien de la emergencia sanitaria. Ahora debe enfren­tar la económica. Para ello debe achicar el Estado y tomar las medidas para apunta­lar una enérgica reactivación.

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