El ingreso ilegal de mercaderías desde otros países y que se comercializan posteriormente sin control en el mercado informal genera perjuicios de incalculable valor económico y puede dificultar el ritmo de la recuperación del país. Aunque el contrabando y la economía negra no son una novedad, el hecho de que hayan adquirido un volumen pocas veces alcanzado pone en jaque a las empresas que trabajan en forma legal, generan empleos formales y que contribuyen con sus impuestos a las arcas del Estado.
La informalidad es un cáncer terrible que amenaza con carcomer todo el tejido económico con consecuencias desagradables no solo para las empresas formales sino para la población en general, por sus efectos multiplicadores perniciosos. No se trata solo del problema de un sector de la economía, como el de las empresas industriales e importadoras, sino de la salud económica general, por sus consecuencias en los diversos sectores de la actividad pública y privada. La economía informal causa estragos, primero en los ingresos fiscales y, luego, en la actividad privada compitiendo sin pagar impuestos ni salarios legales, con los sectores que cumplen con sus obligaciones impositivas y hacen sus aportes a favor de los trabajadores.
Debido a ello no es ninguna exageración cuando se dice que el contrabando y la informalidad frenan el desarrollo del país. Atentan contra el empleo legal de los trabajadores y ponen en peligro las recaudaciones tributarias con que se financian la salud, la educación, la seguridad y otros sectores desde la administración del Estado.
Diversos sectores empresariales han llamado la atención porque el contrabando está llegando a niveles pocas veces alcanzado y no se está encontrando una respuesta adecuada desde el Gobierno. A veces por la complicidad de grupos corruptos y por la falta de eficiencia de las autoridades y organismos competentes. En este campo entran todos los poderes del Estado, pues desde sus respectivos ámbitos no se han hecho los esfuerzos necesarios para impedir, combatir y castigar los delitos vinculados a la informalidad económica.
El presidente de la Unión Industrial Paraguaya (UIP) señaló recientemente que a causa del contrabando actualmente se está en uno de los momentos más críticos de los últimos 30 a 40 años. Que está repercutiendo en la generación de empleos formales y en las empresas industriales. Señaló que los problemas se están avivando en grupos de la producción con alto componente social, como el de frutihortícola, el de los azucareros, con 250 mil familias que dependen de la producción de caña dulce y la industrialización del producto final. Algo parecido pasa con la producción de aceites, pollos, huevos y otros artículos que se están viendo muy castigados por el ingreso ilegal proveniente de países vecinos.
Teniendo en cuenta el delicado momento es que diversos gremios se han pronunciado oficialmente para condenar el contrabando y propiciar las actividades legales. El 9 de setiembre se creó una agrupación de diversos gremios dedicados a las importaciones mediante la Alianza Intergremial entre el Centro de Importadores del Paraguay (CIP) y numerosas entidades del área del intercambio comercial con otros países. El objetivo declarado de la nueva corporación es cooperar y trabajar para concretar la formalización económica y mejorar la transparencia del comercio exterior.
En ocasión de la reciente controversia entre el director general de Aduanas y un senador oficialista saltó el tema de la necesidad de limpiar esa dependencia, pues es una institución clave en la lucha contra el contrabando, ya que su saneamiento es fundamental para obtener mejores resultados. Por eso se ha resaltado que solamente con instituciones fortalecidas se podrá avanzar en el desarrollo del país.
En este sentido es de suma relevancia la lucha de las instituciones estatales para formalizar la economía en negro, no solo impidiendo el ingreso ilegal de las mercaderías de contrabando. También persiguiendo en todas sus formas la ilegalidad y la corrupción, fenómenos tan conocidos pero hasta ahora no suficientemente combatidos.
Esta debe ser una campaña de nivel nacional en que se tiene que comprometer también la sociedad. Cada ciudadano debe dar las espaldas al consumo de productos de contrabando y apoyar la formalidad. Porque es la mejor fórmula para crear más empleos y que haya recursos para las necesidades del país.