La muestra más contundente del grave perjuicio que ocasiona la extorsión del paro de los camio­neros es lo que ocurrió el martes 10: el cierre de las rutas impidió la llegada de vacunas contra la pandemia a Concep­ción. Con ello se ha demostrado sin vuel­tas que el boicot de los huelguistas no solo ocasiona grandes pérdidas a la economía del país, sino que pone también en riesgo a la salud de la población, como lo demues­tra esta situación. Si hubieran programado hacer mayor daño a la gente no les hubiera salido mejor.

Entre tanto, como el Congreso no pro­mulgó la ley, como esperaban, sino que envió a comisiones el estudio del proyecto de ley de fletes, los camioneros siguen con la medida de fuerza. Esto afectará más todavía no solo a la producción económica, sino también a la situación de la ciudada­nía, que necesita el transporte de medici­nas y otros insumos para la vida cotidiana.

Dirigentes de los camioneros dijeron que continúa el paro hasta que se sancione la ley sobre fletes, lo que incrementa los daños económicos a las empresas de diver­sos sectores que no pueden hacer llegar sus productos a los puntos de distribución y ventas. “No vamos a levantar la medida. Seguimos firmes más que nunca y vamos a mantenernos hasta que se trate y sancione este proyecto de ley. Sin eso no vamos a abandonar”, dijo a la prensa un dirigente de la federación de transportistas.

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De persistir la medida, se estima que podrían comenzar a escasear algunos pro­ductos de consumo en los centros urbanos, lo que provocará también el acaparamiento y el aumento de precios. Muchas industrias se niegan a poner sus móviles en las rutas ante el temor de que los camioneros en paro los ataquen y causen mayor perjuicio.

Por su lado, el Gobierno, en una muestra evidente de su inoperancia, tardíamente, cuando las pérdidas económicas de más de una semana se van acumulando día a día por la medida de fuerza, promulgó un decreto para reglamentar el costo del ser­vicio de transporte que realizan los camio­neros. El Decreto N° 5791 crea el Comité del Transporte Terrestre de Carga, con cuya función se busca determinar los valo­res de costos operativos referenciales del servicio. El comité no fijará los precios de los fletes, sino elementos relacionados a los costos de operación, a fin de permitir que negociando entre las partes se determine el valor final del transporte de cargas. La Dirección Nacional de Transporte (Dina­tran) se encargará de hacer el gerencia­miento del comité, que estará compuesto por representantes de varios ministerios, empresas de transporte, intermediarios, gremios de camioneros y de agroexpor­tadores. Un organismo más que se crea y cuya utilidad está por verse.

La promulgación del decreto mencionado no incidió en la decisión de los huelguistas, que descreen de la utilidad de las normas del Poder Ejecutivo e insisten en aguardar la promulgación de la ley que solicitan.

¿Por qué esperó tanto el Gobierno para intervenir, si el primer día del problema podría haberlo hecho?, se preguntaron algunos. Y la respuesta queda a la interpre­tación de cada uno, aunque es ineludible reconocer que está llegando tarde, como muestra palpable de su falta de capacidad ejecutiva. ¿O hay que pensar que tardó tanto en reaccionar porque es cómplice de los huelguistas?

Otra pregunta que surge inevitable a esta altura de la situación del país es: ¿Por qué no garantiza, con la actuación de la fuerza pública, la libre circulación en las rutas? Al mismo tiempo que crea un nuevo orga­nismo burocrático, como el Comité del Transporte Terrestre de Carga, puede actuar en las rutas liberando sin límite de ninguna laya el paso de camiones de carga y otros vehículos. Tiene autoridad jurí­dica para hacerlo y las fuerzas públicas que pueden ejecutar la medida.

El Gobierno no puede someterse al chan­taje ni aceptar extorsión de ninguna clase para ejercer su obligación de conducir los destinos del país. Su responsabilidad polí­tica y las potestades legales de que está investido le permiten actuar adecuada­mente para buscar el interés superior de la nación.

El país ya tiene suficiente con los terribles embates de la pandemia y necesita cuanto antes volver a la normalidad.

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