Las autoridades nacionales han demostrado últimamente extrañas maneras de dificultar la tarea a diversos sectores del país que trabajan, producen y levantan a la nación de la mala situación económica de los dos últimos años. Con un apoyo no disimulado a los huelguistas, ha estado del lado de los que paran las rutas e impiden la convivencia necesaria para laborar con fuerza a fin de sacar al país de la emergencia económica y sanitaria. Antes que tener una postura clara contra los que bloquean la libre circulación y contener con decisión a los que dificultan la normalidad para salir adelante, demostraron una inconfundible complicidad pasiva.
Los perjuicios ocasionados hasta ahora por el paro de camioneros han sido calculados por los afectados en varios millones de dólares. Pero lo más grave es que los organismos del Estado que tienen que imponer el cumplimiento de la ley se han portado como copartícipes de los huelguistas y de hecho son coautores de la ilegalidad.
Por el cierre de los camioneros, el sector lácteo organizado ha perdido hasta ahora 20.000 millones de guaraníes desde la semana pasada, según voceros de la cámara que agrupa a los industriales del sector. Si se le suman los perjuicios de los que no forman parte de esa cámara, las pérdidas son mucho mayores.
Voceros de la Unión Industrial Paraguaya (UIP) señalaron que la paralización de los cargamentos de productos de ese gremio está causando una pérdida de 30 millones de dólares por día. Lo que pone en zozobra al sector fabril que da trabajo a miles de paraguayos. Por ello sostienen que los que están detrás de la huelga quieren destruir el país con intereses políticos perniciosos, atizando demandas que se pueden solucionar sin cerrar las rutas.
Por su lado, la Dirección General de Aduanas (DNA) indicó que la recaudación disminuyó en 23% en los últimos días, y señala como principal causante de la caída a la huelga de camioneros, pues cerca de 40.000 camiones están parados por la medida de fuerza, lo que impide la llegada normal de mercaderías desde el exterior.
Las acusaciones de complicidad del Gobierno con los camioneros que cierran las rutas son serias, porque al no actuar como manda la ley, está procediendo en contra de ella. Si un policía está viendo en la calle que un ladrón está atacando a un transeúnte para despojarlo de su dinero y no actúa pudiendo hacerlo, ese efectivo policial se está comportando como cómplice del delincuente, sin duda alguna. Y si el Gobierno observa que los camioneros impiden el paso en las rutas haciendo que no puedan pasar las cargas de productos que se transportan y no frena el atropello, es nada más y nada menos que un copartícipe del hecho. Porque el que no impide un delito inminente pudiendo hacerlo, es un cómplice necesario para la comisión de esa transgresión.
Con ese tipo de comportamiento que están demostrando al actuar como coautoras del paro, las autoridades nacionales están provocando un gravísimo daño al país. Pues su tarea no es solo no ahogar a los productores y a los que trabajan por el país, sino que tienen que respetarlos, garantizar su trabajo, y finalmente incentivarlos para impulsar el crecimiento que necesitamos con urgencia. Con los paros, huelgas y medidas de fuerza que paralizan parte de la actividad económica del país no se logrará el incremento de la producción ni mejorar la situación económica del Paraguay y su gente. Eso se conseguirá solamente con el trabajo inteligente, el incremento de la producción, el alza del comercio, la libre circulación de las mercaderías y productos por los caminos del país si ningún tipo de impedimento material ni político.
Si las autoridades nacionales no tienen clara esta verdad tan elemental y actúan poniendo obstáculos a la tarea económica, están cometiendo un grave error. Esa gruesa equivocación deben rectificarla con toda rapidez. O dejar la responsabilidad de conducir al país a gente que ama a su patria, procura su desarrollo y el bienestar de su gente. Cosas que se logran solo con trabajo, esfuerzo, más producción. Dando de manera incondicional su apoyo total a la actividad económica.
No poniendo el palo en la rueda.