Voceros del Gobierno indica­ron desde el Palacio de López que la economía paraguaya está teniendo señales claras de recuperación, realidad que ayudaría a alentar su plan de reactivación, más toda­vía considerando que el pronóstico oficial habla de que habrá un repunte del 4,5% en el Producto Interno Bruto (PIB) este año. Tanto el ministro de Hacienda como el presidente del Banco Central del Paraguay (BCP) destacaron que los datos del creci­miento son alentadores y que eso incluso se está reflejando en los buenos números de la recaudación tributaria. “Esperemos que a medida que se haya afianzado el pro­ceso de vacunación esta recuperación se pueda mantener y vigorizar en el tiempo”, expresó el presidente de la banca matriz, José Cantero.

El ministro de Hacienda, Óscar Llamo­sas, hizo hincapié en que se espera que este año se sienta con mayor fuerza el efecto derrame de la inversión en obras públicas. Dijo que en el 2020 se alcanzó un alza del 3,5% del PIB en ese campo, y que para este año se espera llegar al 3%. Destacó que la mayor dinámica en la actividad econó­mica que se está divisando este año es por el impacto de la inversión privada, lo que hizo que la estimación del crecimiento se alzara al 4,5%.

Para confirmar que se está en buen momento económico, en el Gobierno resaltaron una reciente encuesta de la Fundación Getulio Vargas del Brasil, que señala que el Paraguay tiene el mejor clima de negocios entre los países de la región en el segundo semestre del año. De acuerdo con la publicación, supera en esa materia a Chile, Brasil, Uruguay y demás naciones y se encuentra por encima del promedio de América Latina.

El Indicador de Clima de Negocios (ICN) de la mencionada fundación le da a nuestro país una puntuación de 100, en tanto que a Chile le asigna 94,4, a Brasil 92,0, a Uru­guay 82,2. El puntaje promedio de Amé­rica Latina es de 81,3. Gracias a la buena puntuación, el Paraguay es el único país que se mantiene fuera de la zona desfavo­rable del clima de negocios. En la región la mayoría de los países va mostrando una mejoría en cuanto a la situación de los negocios en los últimos trimestres, ya que se había visto muy afectado por los efectos negativos de la emergencia sanitaria.

Es altamente auspicioso para nuestro país que sea señalado como el mejor en cuanto a clima de negocios, hecho que se debe capitalizar adecuadamente, más en este momento de resurgimiento pospande­mia. Para aprovechar esta calificación y procurar una recuperación más sólida hay que acentuar los esfuerzos para conseguir más capital para la instalación de nuevas industrias y muevan mayor cantidad de transacciones comerciales. Para ello se deben encarar políticas de gobierno inno­vadoras y creativas, capaces de originar cambios profundos en la actividad econó­mica, con entusiasmo por producir más y mejor.

En ese afán, las decisiones que se tomen deben facilitar la creación de más unida­des de producción industrial con menos trabas burocráticas y más facilidades financieras. Para acompañar a la mayor producción hay que impulsar el intercam­bio de mercaderías y de servicios con gran dinamismo, que se traduzca en el aumento de las ventas locales y de las exportaciones.

Para ello hay que reestructurar todo el esquema de incentivos vigentes, y actua­lizar las normas existentes, como la Ley 60/90. La reconversión de las disposicio­nes legales y administrativas debe buscar hacer más fuerte la atracción de inversio­nistas, tanto locales como del exterior, que desean instalar nuevas unidades económi­cas, incorporando maquinarias y trayendo tecnología de avanzada.

El estímulo para más capitales e incenti­vos para invertir deben contemplar los éxi­tos alcanzados en experiencias similares en otros países y en Paraguay. Como es el caso de la maquila, que en los últimos años ha sido todo un suceso en materia de nue­vas iniciativas económicas que instalaron fábricas, incorporaron tecnologías y con­trataron a miles de personas en su fuerza de trabajo.

La concreción de nuevas inversiones es uno de los más grandes desafíos que tiene en este momento el país. Y compete no solo al Estado sino también al sector privado que con su iniciativa y su confianza debe apostar fuertemente por el Paraguay.

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