Para dar cumplimiento a lo dis­puesto por la Constitución Nacional, el presidente de la República presentó ayer al Con­greso su informe de lo actuado al frente del país en el último año. Mario Abdo Bení­tez realizó su alocución de manera virtual, desde el Palacio de López, relatando lo realizado y las perspectivas que se tienen sobre el futuro.

Como era de esperar, se extendió larga­mente sobre el tema de la pandemia, sus consecuencias en la ciudadanía, las gestio­nes realizadas para obtener las vacunas y la tarea encarada por su gobierno a través del Ministerio de Salud Pública para enfrentar esta delicada situación. Reconoció las falen­cias de su gobierno y prometió enmendar los errores cometidos.

Destacó las inversiones realizadas, y ase­guró que uno de los principales legados de su gobierno será el fortalecimiento de la salud. Afirmó que las unidades de terapia intensiva llegan hoy a 764 camas de las 274 que inicialmente contaba el país y que se han construido 17 pabellones de contin­gencia. Agregó que se contrataron 12.000 profesionales de blanco, y que mediante la readecuación de Acepar se puede generar ahora 6.000 litros diarios de oxígeno para la salud.

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Además de admitir las fallas consuma­das por su administración, agregó que es consciente de que debe dar más respuestas al país, y que los paraguayos tienen razón cuando “nos exigen y demandan más resul­tados”. Aparte de realizar la autocrítica, apuntó que hasta el último día de su admi­nistración hará el esfuerzo para “rectificar, corregir y saldar las deudas”.

La gestión del Gobierno en la lucha contra la enfermedad no es precisamente para que sea aplaudida, a pesar del enorme esfuerzo realizado por el ministerio del ramo y por miles de trabajadores de la salud para enfrentar la tragedia.

No hay que olvidar que, debido a las falen­cias del Ejecutivo, el Paraguay es uno de los países con menor porcentaje de vacunación contra el covid-19 en esta región del mundo y, por varios días, ostentó el triste privile­gio de tener el récord de fallecidos por cada millón de habitantes. Es también uno de los que menos cantidad de inmunizantes ha recibido para atender los requerimientos de sus más de 7 millones de habitantes. Por lo tanto, se encuentra a la zaga en la protec­ción ciudadana contra esa enfermedad.

Con las recientes vacunaciones realizadas hasta el último día de junio, la cantidad de personas totalmente inmunizadas al reci­bir las dos porciones de vacunas apenas llega al 2% de la población nacional. Y las que recibieron la primera dosis rondan el 10% de los habitantes.

Por eso comenzó el séptimo mes del año con sentimientos encontrados, entre el temor por la pandemia por cuya causa el número de decesos crece de manera desenfrenada y la idea de que la economía seguirá su ruta con base en las cifras positivas de varios sectores. A pesar de los malos momen­tos que están pasando miles de familias, prende la esperanza de que las cosas irán mejorando paulatinamente por las señales que se observan en varios sectores de la vida nacional. Sobre todo, por la probabilidad de que se pueda realizar una masiva vacuna­ción de la población nacional con la anun­ciada llegada de varios millones de dosis.

Después de haber vivido el más doloroso semestre por la cantidad de decesos y con­tagios, la ciudadanía está aprendiendo que el mejor recurso que tiene para proteger su vida y su salud es inmunizarse contra la enfermedad y no bajar la guardia en los cuidados recomendados. Las autoridades nacionales ya han reconocido que deben corregir los errores que cometieron en el manejo de esta emergencia, consiguiendo más vacunas y facilitando la administra­ción de las mismas de la manera más rápida y organizada posible.

Pero no bastan los actos de contrición ni las buenas intenciones si al final no se actúa como corresponde, rectificando lo que está mal y actuando con fuerza para dar un paso hacia la solución de los problemas. Aun­que muchas cosas dependen de factores ajenos a nuestra voluntad, está claro que el Gobierno tiene que subsanar sus desacier­tos y modificar algunas medidas para poder garantizar no solo la vida de miles de com­patriotas, sino la tranquilidad y el bienestar de millones de paraguayos.

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