Entre los ensayos que está haciendo el Gobierno para encontrar una pronta salida a la crisis actual está preparando una ley de consolidación económica y asis­tencia social para movilizar la estructura de la sociedad paraguaya. En ella pone muchas esperanzas para que el país salga de la emergencia económica y dé un paso importante para solucionar el problema sanitario. La propuesta prevé encarar tres principales capítulos en los que pon­drá el acento principal para salvar el mal momento que se vive desde el año pasado y al que muchos no le ven una pronta salida.

A pesar de las buenas intenciones y de algu­nas iniciativas saludables que contempla el proyecto de ley, los especialistas le han encon­trado un grave defecto que debe ser drástica­mente modificado para que sea útil al país.

Explican que su principal falla es que pro­pone disponer muy poco dinero para las cuantiosas necesidades de gastos que debe destinar un país que necesita más recursos económicos y financieros para mejorar sus expectativas de crecimiento futuro. Resal­tan que, así como se necesita invertir muchos fondos para que Salud pueda hacer frente a la dramática situación sanitaria, de ese modo se requiere también mucho dinero y decisio­nes gubernamentales oportunas para hacer que el movimiento del aparato económico afectado se dinamice. Sin olvidar que una de las principales preocupaciones políticas y sociales es renovar las esperanzas de la gente para seguir trabajando con entusiasmo.

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El proyecto contempla un paquete de medi­das económicas y sanitarias al que se desti­narán 365 millones de dólares. De esa suma, 264 millones de dólares irían para gastos en salud, medicamentos, contratación de más personal sanitario, ayuda a adultos mayores y seguridad alimentaria.

El resto de los 101 millones de dólares se canalizarán para el IPS, Banco Nacional de Fomento, Fogapy, SEN. Al IPS le transferirán 45 millones de dólares para el pago de subsi­dios a los trabajadores suspendidos tempo­ralmente por la emergencia; 25 millones de la misma moneda se usarán para capitali­zar a Fogapy para créditos a las mipymes; 20 millones de dólares al BNF para fondos que se darán a empresas y trabajadores forma­les que actualmente no disponen de créditos en el sistema financiero; 8 millones de dóla­res para exoneración de pagos de luz y agua. La SEN tendrá 3 millones de dólares para los víveres que entregará a las familias menos pudientes.

El cuestionamiento es que, de la suma total prevista por el Gobierno en el programa (365 millones de dólares), solo 45 millones de dólares, apenas el 12,3% del financiamiento previsto, se usarán para movilizar a los dis­tintos sectores económicos que requieren ayuda, como las mipymes, las empresas y trabajadores formales. Los que quedaron sin empleo y pretenden encarar proyectos de pequeñas empresas como emprendedores y requieren capital para ello son los más nece­sitados. Este grupo asciende a 150.000 per­sonas y no estarían comprendidas en el pro­yecto de la ley en preparación.

Como ha dicho uno de los voceros de las mipymes, si esas 150.000 personas no pre­tendieran encarar sus emprendimientos, estaríamos ante la realidad de tener 150.000 desempleados más. Hecho que podría darse si es que el Estado no es capaz de disponer sufi­cientes fondos para financiar esos proyectos.

El ex ministro Santiago Peña señaló que el escenario actual está bastante complicado porque la realidad económica no es buena. Dijo que “el gran problema que presenta actualmente la economía paraguaya es la ausencia de confianza y la expectativa, como uno de los motores más importantes que mue­ven las decisiones que toma el sector privado”.

Una de las tareas que tiene que realizar el Gobierno con urgencia es mejorar la confianza para que se puedan consolidar expectativas saludables de una pronta salida de la crisis. Y en ese plan debe hacer que el sector privado sea objeto de medidas económicas acerta­das que consoliden sus perspectivas y así comience a confiar para realizar más inversio­nes y encender la actividad productiva.

Por ello, al mismo tiempo que emplear más dinero y tomar decisiones en el área de la salud, debe invertir también en eliminar los elementos negativos y cimentar expectativas convincentes de cara al futuro. La confianza y la perspectiva de que todo irá mejorando son el combustible ineludible que posibili­tará avivar las esperanzas.

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