A cuentagotas siguen llegando las vacunas, fruto de la imprecisión del primer momento de la cri­sis, cuando la administración Mazzoleni olvidó acelerar este proceso y hoy se pagan las consecuencias.

Si bien se dice que no vale llorar sobre leche derramada, es menester no dejar de recordar los errores cometidos para evitar que ellos se eternicen.

La administración de salud de Paraguay se quedó paralizada por el aparente éxito de la primera etapa de su gestión, en el pantanal de autosuficiencia de un autobombo que prácticamente consa­gró como héroe al staff gubernamen­tal. Ese era el tiempo en que las demás naciones se encontraban buscando acuerdos e incluso participando de pro­cesos experimentales para poder con­tar con mayor celeridad con la vacuna.

Invitación al canal de WhatsApp de La Nación PY

Se debe sumar a ello la situación de corrupción que empañó las compras covid en la primera etapa y que generó la concentración de la atención en un hecho vergonzoso antes que en una mirada objetiva del futuro inmediato.

Este es el momento de reponerse de la lentitud inicial y deben refor­zarse todos los frentes para acelerar la adquisición de las vacunas. Se ha visto un cambio en el ritmo tanto en Canci­llería como en el MSPyBS, pero nada es suficiente hasta que las vacunas se encuentren en territorio paraguayo. Ese debe ser el enfoque de toda la ges­tión de Salud en este momento.

Existen muchos temas, mucho debate, en distintos frentes, pero el déficit del Gobierno ha sido siempre su ausencia de capacidad estratégica para fisca­lizar las prioridades estratégicas. Tal es el desafío en este momento: asumir que todo puede postergarse, menos la gestión de las vacunas y que la propia cuestión de la gobernabilidad está en juego con base en tal resultado.

Esto último debe asumirlo el presi­dente Mario Abdo como un asunto de Estado, un tema con el que dormir y debe despertar a sabiendas de que lo que se juega en este aspecto es la pro­pia estabilidad de su gestión.

El ambiente político siempre es pro­picio para dispersar las agendas; sin embargo, no se necesita la claridad de un estadista para comprender dónde está la médula de las urgencias nacio­nales en este momento.

Al mismo tiempo, no debería dejar de prestarse toda la atención a la inicia­tiva del sector privado, que requiere concluir gestiones para la posibilidad de terminar la elaboración de vacunas en el Paraguay. Esto debe contar con el máximo apoyo del Gobierno en la ges­tión internacional que requiere porque no existe mayor interés estratégico que la chance de autogestión local.

Mientras tanto, corresponde que la población siga haciendo lo suyo, desarrollar sus actividades con con­ciencia, evitando constituirse en un factor de propagación de la enferme­dad. Se vive con mucha intensidad en este momento en un pico que ya dura muchas semanas.

Es de esperar que las autoridades ace­leren sus gestiones y pronto el pano­rama de las vacunas puede estar un poco más establecido en el territorio de la certidumbre.

Dejanos tu comentario