El 5 de mayo, el Gobierno dio a conocer un documento del que no se ha hecho mayores menciones. El Ejecutivo promulgó el Decreto N° 5.217 por el cual se declara el 2021 como año de la soja en Paraguay, por cumplirse 100 años de su introducción en el país. El documento otorga el reconocimiento póstumo al doctor Pedro Nicolás Ciancio, por su “invaluable aporte”, al haber traído ese grano a nuestra tierra.Con ello la máxima autoridad política exaltó al renglón agrícola que más produce el país y que mayores rentas genera por las exportaciones de granos brutos que realiza cada año. Esa oleaginosa es el principal artículo de venta que se tiene desde hace algunas décadas y el que mayor cantidad de dinero ingresa a la nación por su comercialización internacional.

El escrito señala que este año se recuerda el centésimo aniversario en que el médico introdujo la soja como una alternativa para combatir la desnutrición en Paraguay, con la intención de mejorar la economía del productor rural. Ciancio, nacido en Caazapá de padres italianos, se recibió de médico en Nápoles, Italia, y de vuelta en el Paraguay escribió la obra “La soja y el problema alimentario del Paraguay”. Actualmente, nuestro país es uno de los cinco mayores productores del grano en el mundo y está como cuarto más importante exportador internacional.

En la década de 1980 Paraguay comenzó a embarcar fuertemente grandes cantidades de la oleaginosa, lo que se fue consolidando durante los años 90 y actualmente exporta más de 6 millones de toneladas anualmente.

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La recordación del Dr. Ciancio y el homenaje al centenario de la producción del grano en el país son importantes para valorar el extraordinario aporte que ha hecho a la agricultura y a la economía nacional. Hay que aprovechar el momento para plantear que la sola venta del grano sin valor agregado es insuficiente y que se debe comenzar a apostar por la industrialización masiva de la soja.

Ha llegado la hora de industrializar el grano en grandes volúmenes y comenzar a comercializar el producto con valor agregado, con todo lo que ello implica para la industria, la mano de obra nacional y para la economía del país. Por cada tonelada de producto procesado de la oleaginosa el Paraguay recibirá mayores beneficios en dinero y en remuneración de trabajadores del área que si sigue exportando solo el grano y sin alcanzar el precio de los artículos industrializados.

De acuerdo con estudios privados, por cada tonelada de soja industrializada, como aceite y harina, el país recibe entre 10% y 20% más de divisas que con la exportación del producto sin valor agregado. A lo que hay que sumar la cantidad de fuentes de trabajo que genera la industria, pues por cada empleo directo formal en las fábricas se generan otros tres puestos de trabajo indirecto fuera de ellas.

Según publicaciones de la Cámara Paraguaya de Procesadores y Exportadores de Oleaginosas y Cereales (Cappro), las plantas industrializadoras automatizadas del sector en el 2019 daban empleo directo y formal a 2.200 personas y la ocupación indirecta alcanzaba otras 6.600 más. Esto porque la mayor parte de la producción sojera se envía al exterior como grano para que se la someta al proceso industrial en otros países. Con lo cual se está perdiendo la oportunidad de generar más divisas para el país y de crear mayor cantidad de fuentes de trabajo para los paraguayos con más fábricas e instalaciones industriales en territorio nacional.

Estimaciones del sector privado sostienen que si se llegara a producir aceite, harina y otros derivados de soja en el país en las nuevas industrias que se instalen para aprovechar toda la producción granera se podría generar empleo para cerca de 30.000 personas. A lo que hay que agregar el efecto multiplicador que tendría en la economía.

El Gobierno, que recordó los 100 años de la soja que llegó al país bajo la inspiración de una gran persona, tiene que apoyar fuerte a la industrialización del grano. Junto con el sector privado debe convertir el centenario de su cultivo en el año de la mayor apuesta para el proceso fabril de la bendita oleaginosa traída por el Dr. Ciancio en 1921.

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