Organismos internacionales de prestigio han señalado que el Paraguay tuvo un excelente desempeño durante la reciente crisis provocada por la emergencia eco­nómica en todo el mundo. Dicen que lo ha logrado debido a los beneficios de una ges­tión fiscal responsable. Que ello demuestra la importancia de tener un compromiso de largo plazo con la estabilidad macroeconó­mica, que es uno de los logros alcanzados por la administración fiscal en los últimos tres lustros.

Pero si bien son loables estos elogios del equi­librio fiscal alcanzado por el país y su com­portamiento último, no hay que olvidar que son logros obtenidos por gobiernos anterio­res y que el actual tiene el desafío de hacer la reforma del Estado, que es urgente para que no se pierda todo lo que se ha conseguido hasta ahora. En ese sentido, el achicamiento de la estructura estatal tiene una importan­cia capital para el camino que nos espera.

El Banco Interamericano de Desarrollo (BID), uno de los principales financiadores de proyectos de nuestro país, ha dado a cono­cer un elogioso informe.

Señala que Paraguay ha tenido un excelente desempeño socioeconómico y que es un buen ejemplo de los beneficios generados por una gestión fiscal responsable. Afirma que es una muestra de la importancia de tener un compromiso de largo plazo con la estabili­dad macroeconómica y la modernización de la gestión fiscal como uno de los pilares en el camino hacia el desarrollo sostenible.

También apunta a que el plan de recupera­ción socioeconómica aplicado por nuestro país es uno de los más altos de la región, pues equivale al 5,5% del Producto Interno Bruto (PIB), un porcentaje más elevado al prome­dio de 3,2% de América Latina y el Caribe. Esto hizo que el Banco Central del Paraguay (BCP) estimara la caída de la economía para­guaya en el 2020 en tan solo el 1% del PIB, en comparación con la estimación del bajón de 7,7% del PIB para la región.

Destaca que la deuda pública paraguaya sigue teniendo uno de los valores más bajos de la región, aunque en los débitos com­prometidos en el 2020 haya aumentado su pasivo entre 33,5% y 33,8% del PIB. Hay que señalar que Paraguay siempre ha sido pru­dente en contraer deudas, por lo que nunca había sobrepasado los límites del 20% de su economía, que esta situación es inusual para lo que acostumbra.

Si bien los analistas indican que las perspec­tivas para este año son buenas, para que se pueda llegar al camino de la solidez econó­mica urge encarar con toda fuerza la reforma estatal y poner orden en las cuentas públi­cas que se vieron sacudidas por la emergen­cia ocasionada por la pandemia. Si por algún motivo no se emprende esa tarea, se pone en riesgo el futuro de nuestra solidez económica, según el pronóstico de los especialistas.

Uno de ellos, el ex presidente del Banco Cen­tral del Paraguay Carlos Fernández Valdo­vinos, dijo que la reforma estatal es ahora la tarea del momento. En una entrevista realizada por la revista Foco, el economista señaló que en esta ocasión no se puede per­der la oportunidad de hacer las reformas necesarias.

“No tenemos que esperar que la situación fiscal empeore de manera permanente por­que va a costar volver a las sendas de la soli­dez fiscal que se tenía anteriormente. Es el momento de implementar las reformas”, aseguró.

Agregó que no se puede terminar este período de gobierno sin ningún avance en algo que se vino hablando desde el comienzo. “A dos años y medio de la gestión del actual gobierno, muy poco se hizo en términos de reforma de gasto. La gran reforma que se realizó fue impositiva. Entonces, espere­mos que se juegue algún capital político este gobierno para implementar la racionaliza­ción de los gastos estatales”, sentenció.

El diagnóstico y la recomendación de este conocedor de nuestra realidad económica son tan contundentes, que no corresponde otra actitud. Es imperioso avanzar en esta tarea.

Falta determinar cuándo y cómo se hará la reforma estatal, cuestiones que debe afron­tar la actual administración, en la que hay conciencia de la necesidad de concretarla. Pero que hasta ahora no ha mostrado toda­vía la voluntad para encararla con decisión y firmeza.

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