Las cifras que se conocen actualmente sobre el compor­tamiento de la actividad eco­nómica indican que el 2020 fue un año malo, el segundo conse­cutivo en que la economía paraguaya no tuvo crecimiento, por lo que en vez de subir la riqueza se ha acumulado la pobreza. Pero dado que la caída no fue tan grande como se preveía al principio, se ha producido una sensación de ali­vio que aun dentro de la situación poco positiva ha traído cierta tranquilidad que puede dar lugar a la esperanza de que este año podamos mejorar cualita­tivamente. Esos números no tan malos ayudan a mitigar la sensación nega­tiva de lo que estamos viviendo y son un punto de partida para comenzar otra etapa en que se dibujan perspectivas alentadoras por diversos elementos que va presentando la realidad.

En el 2020 cayó el Producto Interno Bruto (PIB) tan solo en 1% cuando al final del primer semestre se pronosti­caba un bajón del 3,5%, un resultado aceptable si se mira el concierto de paí­ses de la región que tuvieron caídas muy fuertes.

Según el Banco Central del Paraguay (BCP), la economía se recuperó en el tercer trimestre y las cifras del cuarto indican que siguió en alza con el lide­razgo de la construcción. El creci­miento desestacionalizado del tercer trimestre fue del 7,4% después de haber bajado 9,3% en el segundo semestre.

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Las cifras que se manejan en los círcu­los especializados hablan en tono posi­tivo del 2021. Todos los organismos que se ocupan de estudiar la situación para­guaya afirman que este año el país ten­drá un buen crecimiento. Y que será al mismo tiempo una de las naciones con mejor desempeño en la región.

El incremento de la economía para­guaya será este año de entre 4,5%, según Basanomics e Investor, el por­centaje más alto, a 3,5%, de acuerdo a CPA Ferrere, el más bajo. Pero también podría crecer un 4,2%, según la Cepal y el Banco Mundial, en tanto que el Banco Central del Paraguay, Itaú, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y MF Economía pronostican un alza del 4%.

El reporte de Itaú señala que “el repunte económico de este año se dará por el liderazgo de un mejor desempeño en todos los sectores”, por lo que, aparte de calcular el 4% de suba para el 2021, habla de que el rendimiento del 2022 también tendrá ese mismo índice.

El análisis de esa corporación des­taca que, gracias al buen precio inter­nacional de la soja y a la recuperación del comercio fronterizo, el superá­vit comercial ascendería a los 2,0 mil millones de dólares, lo que frente a los 1,2 millones de dólares estimados para el 2020, constituye un aumento del 66,6%. Refiere que las importaciones también tendrán un buen crecimiento debido al incremento económico y al alza de la cotización del petróleo. Por ello aguarda para este año un superá­vit en cuenta corriente del 2,9% del PIB, sobre el 0,9% de la economía estimado para el 2020.

La buena cotización internacional de la soja, que está un 50% más alta que el precio del grano paraguayo facturado en el 2020, hace pensar que el ingreso de divisa podría tener un gran aumento. Los más conservadores calculan que esa suba podría ser de 800 millones de dólares, en tanto que los más optimistas hablan de 1.000 millones de la moneda estadounidense. A esto se suman las buenas perspectivas de venta de otros productos, como la carne bovina, el repunte de las reexportaciones y la posibilidad que brindan los nuevos mer­cados conquistados recientemente en el exterior.

Durante el 2020, los exportadores loca­les abrieron 34 nuevos mercados en 21 países diferentes donde se colocaron 33 productos nacionales. Los recientes compradores están en Bulgaria, Alba­nia, Dinamarca, Bélgica, República Dominicana, Lituania, Angola, Mala­sia y otras naciones adonde se enviaron productos tan diversos como carne de pollo, madera, aceite de canola, medica­mentos veterinarios, azúcar, tejidos sin­téticos, etcétera.

El pronóstico del crecimiento previsto para este año tiene fundamentos cier­tos. Si las condiciones permanecen sin mayores variaciones, puede afirmarse que es una realidad al alcance de la mano. Mientras tanto hay que redo­blar el esfuerzo para repuntar la eco­nomía, sin subestimar la lucha contra la pandemia.

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