Hoy es el último día del 2020, un año signado profundamente por el impiadoso castigo de la pandemia del covid-19. Más de 2.200 personas fallecieron de los miles de individuos que fueron alcanzados por la enfermedad en el Paraguay, con todo lo que ello implica en tristeza y desconsuelo. Centenares de familias paraguayas terminan este año con el dolor de haber perdido algún familiar que no hubiera fallecido de no haber aparecido la pandemia, cuyo recuerdo enluta sus corazones.
Un año atrás, cuando se dibujaban los perfiles del 2020, con colores auspiciosos, nadie imaginaba el terrible castigo que nos esperaba con toda la aflicción que implicaba la tragedia. Así, todos los pronósticos positivos que se habían hecho para la recuperación económica después de un 2019 malo y la esperanza de alcanzar un mejor desempeño, incluso en lo social, cayeron estrepitosamente a partir de la primera semana de marzo. Fue cuando se confirmó oficialmente el primer caso de coronavirus, el día 7. El 20 de ese mes se produjo la primera muerte por el virus, que segó la vida de un médico neurocirujano de un conocido hospital privado.
A partir de ahí todo cambió y comenzó el temporal de la pandemia que nunca jamás podremos olvidar. El Gobierno decidió tomar numerosas medidas para combatir el mal y proteger la salud de la gente, principalmente con el confinamiento, lo que causó en poco tiempo la casi paralización económica que fue el efecto más doloroso de la enfermedad después de los decesos. A medida que crecían los contagios y muertes se cerraban las empresas, se suspendían las actividades económicas y miles de trabajadores quedaron sin empleo con el grave peligro social que ello implica. La incertidumbre que se apoderó de mucha gente golpeada duramente pareció en esos momentos lo único cierto.
Transcurrieron los meses y aunque crecía la cantidad de contagiados y fallecidos, la economía fue recuperándose lentamente, aunque el golpe recibido había sido tremendo. Y así se llega hasta el final del año con un decrecimiento de 1% en el producto interno bruto (PIB), mientras las estadísticas de salud hablan de que hasta el 29 de diciembre han muerto 2.220 de los 106.136 contagiados que se contabilizaron hasta ese día. En tanto que 80.097 pudieron recuperarse.
Está visto que la vida de una nación, como la de las personas, no solo tiene dolores y desengaños. También hay triunfos, logros y proyectos que palpitan fuertemente en el transcurrir del día a día. En ese sentido, no todo ha sido aflicción porque gracias al esfuerzo de Salud Pública, al sacrificio de la ciudadanía, la pandemia ha sido menos dura que los pronósticos de ciertas instituciones internacionales decían. A pesar de las dificultades, la economía se está rehabilitando de una manera más enérgica mediante la decidida acción de empresas y trabajadores. Y la recuperación podría comenzar a hacerse realidad el año entrante.
Por todo lo acontecido en este año que termina se puede decir que el 2020 ha sido una extraordinaria lección para nuestras vidas. Nos enseñó a no dejarnos achicar por las dificultades que se presentan y a sacar más fuerzas para encarar con éxito los desafíos. Porque después de la peor tormenta, siempre vuelve el sol radiante, y detrás de las más enconadas peleas, se presentan la paz y la concordia.
El Paraguay llega a este fin de año en el puesto 75 de los países en la lista con mayor cantidad de infectados por el coronavirus, que está encabezada por Estados Unidos, seguido de India, Brasil y Rusia en los primeros cuatro lugares. Por segundo año consecutivo, su actividad económica no crece, y en el 2020 ha disminuido, con todo lo que ello significa en costos sociales y económicos para todos.
Pero a pesar de los muchos inconvenientes sanitarios, de los lamentables casos de corrupción, la incertidumbre que se cierne en la salud y las pocas certezas en el campo económico, la esperanza por días mejores está intacta. Las ganas de trabajar para levantar al país de su actual situación de debilidad están firmes y forman parte de nuestro capital más precioso.
Solo resta mirar el año entrante con la lección del 2020 aprendida y echar a andar con decisión.