Hoy es Navidad, la fecha de recordación del nacimiento de Jesús, el Cristo, que vino al mundo en un humilde pesebre de Belén, lejos de la fanfarria y el ruido estéril. Esto es lo que relata el libro sagrado, la Biblia, cuya enseñanza acepta gran parte de la civilización actual y que tiene una fuerte presencia en la tradición de nuestro país. Por eso esta fecha tiene una profunda significación para nuestra gente e imprime con caracteres muy propios la festividad con actos religiosos, abundantes regalos, celebraciones ruidosas, muchas veces con excesos de comida y bebida y estruendos de bombas, que casi hacen olvidar su origen religioso.
Por ser la conmemoración del nacimiento de Cristo, la Navidad es una celebración de la vida, la exaltación de la existencia, el monumento a la alegría. Pero más allá de toda significación religiosa, y sin importar las convicciones ideológicas, en esta ocasión se debe señalar con insistencia la importancia de preservar la salud, de mantener lejos de los peligros que la acechan a la mayor cantidad de individuos y de exaltar la importancia de estar sanos y seguir indemnes de enfermedades el camino de la vida.
En este momento en que más de cien mil habitantes del Paraguay han sido presa de la pandemia del coronavirus y teniendo en cuenta que seguirán contagiándose miles para sumar más fallecidos a los 2.138 contabilizados hasta ahora, hay que reflexionar sobre la necesidad de que los paraguayos cuidemos la vida y la salud de nuestra gente contra la amenaza actual del covid-19 y contra todo otro peligro que pueda acecharnos.
Especialistas en salud han señalado recientemente que el 80% de los contagios de esta enfermedad que se dan en el país se producen en encuentros sociales. Y entre hoy viernes 25 de diciembre y el domingo 3 de enero del 2021, en nuestra sociedad habrá al menos seis días de asueto, con miles de encuentros sociales, entre familiares y gente fuera del círculo hogareño, que constituyen un grave peligro. Siempre que no se tomen los cuidados establecidos por las autoridades sanitarias sin cuya aplicación la amenaza es mucho más grande.
Si el 80% de los contagios de covid se da en los encuentros sociales, luego de estas fiestas es probable que se incremente el número de casos. Ese es el temor de los especialistas, que esperemos no se cumpla mediante la conducta prudente de la ciudadanía que debe observar todos los protocolos sanitarios.
Teniendo en cuenta que el departamento Central y Asunción suman ambos el 69,4% de los casos de la enfermedad, los viajes que se hagan desde el Área Metropolitana al interior del país durante estas fiestas pueden ser una importante fuente de contagios, de acuerdo con las previsiones médicas.
Fuentes de la Terminal de Ómnibus de Asunción señalaron que desde el viernes 18 de diciembre se incrementó de manera progresiva el número de personas que abordaron los vehículos que van al interior. Tan solo en un día, el miércoles 23, se contabilizaron 21.270 pasajeros que salieron de Asunción, lo que da una idea de flujo de personas en el lugar. Se calcula que, durante estas fiestas, fácilmente 100.000 personas saldrán de la zona capitalina rumbo a otras localidades del interior del país. Aunque se exigen los cuidados sanitarios y a los buses se les pide cumplir los protocolos, la aglomeración de personas y el número de gente que va a otros puntos del territorio nacional desde la zona más contaminada del país dan pie a los temores.
Por eso el miedo de los especialistas que creen que en la primera semana de enero puedan dispararse los números de contagios con su posterior consecuencia en el incremento de los decesos.
La realización de las reuniones sociales se debe hacer de manera responsable, aplicando y exigiendo la aplicación de las medidas encaminadas a evitar la propagación del covid-19. No serviría de mucho celebrar hoy una fiesta en forma irresponsable y llorar mañana el contagio o el deceso de gente querida.
Solo con los cuidados de rigor se podrán tener festividades inteligentes, en que haya alegría genuina, se garantice la salud y se preserve la vida.