Nuevos datos de la vida coti­diana atizan el temor de que la emergencia sanitaria pudiera empeorar, porque en el campo de la salud se viven momentos difíciles. Pero en otros sectores florecen esperan­zas de que estamos en vísperas de mejores tiempos económicos, que ojalá se hagan realidad.

A pesar de la grave amenaza de la pandemia que se hace cada vez más fuerte y al mal año económico por la emergencia que se vive, el Banco Central del Paraguay (BCP) pronos­tica excelentes perspectivas para el 2021. Aunque el optimismo fácil podría ser con­traproducente, existen datos objetivos de que el mejoramiento de la economía puede darse mediante los buenos números del sector agropecuario y el posible repunte del sector industrial y afines.

Todo es posible, siempre que la ciudada­nía mejore el cuidado sanitario contra la enfermedad que persiste como un peligro persistente debido a la inconducta de un sector indisciplinado de la sociedad. En su informe último, el BCP refirió que la eco­nomía terminará este año con una caída del 1%, menor a la pronosticada en octu­bre, cuando habló de -1,5 %. Otros estudios señalan que la declinación será menor, como los de Basanomics, -0,5 %, e Inves­tor -0,8 %.

Invitación al canal de WhatsApp de La Nación PY

Lo más notable son las previsiones para el año que comenzará en breve. Todos los pronósticos que se conocen hablan de que habrá un importante crecimiento. La banca matriz señala que para el 2021 habrá un alza del producto interno bruto (PIB) del 4 %, que se deberá a la recuperación de los sectores secundario y terciario, en que la industria y la construcción serán los moto­res. Estima que, tras dos años seguidos de retracción, también habrá un repunte de la electricidad y el agua. Destaca además la reactivación del comercio y el buen año que se aguarda para la agricultura. “Hay brisas de recuperación mediante los pre­cios internacionales de la soja y la carne, lo que alienta a mirar hacia el próximo año de manera más esperanzadora”, resumió el presidente del BCP, José Cantero.

El ministro de Hacienda, Óscar Llamosas, aseguró que este año se espera un déficit fiscal del 6,1% gracias al aumento relativo de ingresos luego de la gran caída de abril y a la desaceleración de los gastos. No obs­tante, la deuda llegará a su punto más alto, al situarse en el 33,6% del PIB. La inflación del 2020 terminará en 2,1%.

Si bien hay que celebrar las excelentes perspectivas que se perfilan para el año entrante, no se pueden dejar de lado cier­tas aristas de la existencia. El ministro de Salud, Julio Mazzoleni, dijo ayer que el país está enfrentando su momento más compli­cado ante el covid-19. Es que los principa­les centros médicos públicos están colap­sados en materia de ocupación de camas y servicios de terapia intensiva. Reconoció que la coyuntura de salud se está volviendo más compleja debido al relajamiento de las medidas de prevención.

La economía no ha caído tan fuerte como se esperaba y hay señales valederas de que el año entrante habrá un fuerte repunte en la producción y otras actividades. Pero al mismo tiempo no podemos dejar de reco­nocer la difícil situación sanitaria que se está viviendo actualmente y que puede con­dicionar el desarrollo de las buenas pers­pectivas previstas.

Ante esta coyuntura, lo más sensato es extremar los cuidados de la salud insis­tiendo en que no hay que relajarse. Debido a la nueva situación sanitaria señalada por el ministro del ramo hay que mejorar el cui­dado en todos los sectores, especialmente en los sitios de aglomeraciones públicas. Las autoridades deben ejercer un mejor control mediante sistemas de vigilancia sanitaria que aseguren el buen comporta­miento de la gente.

Para que la recuperación económica pro­nosticada sea efectiva y alcance a la mayor parte de la población, es imprescindible que no empeore la situación sanitaria. No ser­viría de mucho al país que crezca la econo­mía y que también aumente desmesurada­mente la población que sufre la enfermedad y las muertes.

Está en manos de todos cumplir los cuida­dos sanitarios con disciplina y que las auto­ridades realicen el control de la conducta de las personas. Solo así “las brisas de recupe­ración” podrían alcanzar a las mayorías.

Dejanos tu comentario