El año 2020 está concluyendo con un crecimiento de casos de la pandemia, en un país aquejado por los problemas ocasionados en la sociedad por la emergencia económica que se vive, lo que proyecta una imagen de cierta incertidumbre para el futuro inmediato. Para los pesimistas, aún no ha llegado lo peor y hay que prepararse para ello.
Sin embargo, hay señales inequívocas y pronósticos llamativos que tienen un indiscutible sesgo positivo que contrarrestan el sentimiento de falta de horizonte cierto, con un añadido indiscutible de ilusión de que las cosas mejorarán en poco tiempo.
La sociedad, con su cuota de sabiduría popular, sabe que después de la tormenta siempre vuelve el buen tiempo y que luego de la oscuridad retorna la luz del sol. Pero lo que no se puede precisar es cuándo puede concluir el temporal en momentos del mal tiempo ni en qué momento vuelve la claridad cuando todavía no apunta el amanecer.
El Banco Central del Paraguay (BCP), en su última evaluación estimó que la caída de la economía sería de 1,5% este año, que es mucho menor a la que había estimado al término del primer trimestre. El desempeño que ha tenido a partir de mayo luego de la reapertura del encierro por la pandemia hizo calcular a algunos analistas que la disminución sería inferior al terminar el período anual.
Las proyecciones para el 2021 sí son decididamente optimistas considerando que continuará la mejora alcanzada en la segunda mitad de este año. No sabemos hasta qué punto los pronósticos muy optimistas puedan cumplirse porque el futuro tiene sus imponderables. Pero es bueno considerar los análisis que se han hecho para poder descifrar lo que nos espera en el corto plazo.
Una frase pronunciada por uno de los exponentes de Basanomics cuando expusieron su análisis sobre el año que termina es llamativa: “Los peores pronósticos no se materializaron”, dijo Santiago Peña, ex ministro de Hacienda. Agregó que una combinación de factores estructurales, como la alta participación del sector primario, y coyunturales, el rebote del sector agrícola, hicieron que nuestro país tuviera la menor caída entre todas las naciones de la región.
De acuerdo con el análisis de Basanomics, los elementos mencionados hicieron que mejoraran su calificación de la situación económica nacional. El estudio estima que la caída en el 2020 sería tan solo de entre 0,5% y 1%. En tanto que la proyección que hace sobre el desempeño del año entrante es que el rebote económico podría lograr que la economía crezca entre el 4,0% y el 4,5%, con lo que se podría superar la caída de este año y el nulo crecimiento del 2019.
Con respecto al déficit fiscal, la estimación es que este año concluiría con un 6%, en tanto que el año que viene podría terminar con saldo negativo del 4%. En tanto que la inflación sería ahora del 2% y la del 2021 del 4%. En el tipo de cambio, el dólar que está ahora a 7.030 guaraníes en las casas de cambio, podría llegar hasta 7.100 guaraníes.
El anuncio del otro exponente de ese grupo de estudio, el ex presidente del BCP, Carlos Fernández Valdovinos, es contundente: “Estamos en camino de que la normalización de la economía paraguaya se daría a la mitad del año 2021”, que en términos prácticos significa que los niveles de producción del país se pondrían a la altura previa a la pandemia, lo que constituye una noticia positiva que no se puede dejar de considerar.
Los pronósticos optimistas no significan que ya no habrá problemas, pues las poblaciones fronterizas siguen en la incertidumbre, especialmente las que lindan con la Argentina. Y la mala situación del sector informal está logrando que ya tengamos más pobres y desempleados.
Hay que admitir que, a pesar de ciertas estimaciones optimistas, no todo está dicho porque no siempre se cumplen fielmente los pronósticos. El futuro siempre tiene una cuota de incertidumbre.
Pero algunas cosas son reales e indesmentibles, como que este año, a pesar de haber sido malo, fue mejor de lo que se había esperado. Y esta certeza puede ser la base para creer que en el 2021 nos esperan mejores horizontes.