El mundo reingresó a una fase de aumento de casos de covid-19, por lo que muchas ciudades están regresando al confinamiento total o endureciendo de las medidas restrictivas. Paraguay llegó a registrar un leve descenso que le permitió por algunas semanas decrecer el número de casos y mantener una meseta en los contagios. Pero en la semana que termina, referentes del Ministerio de Salud volvieron a reflotar mensajes de advertencia ante el relajamiento ciudadano e incluso llegaron a criticar la errónea idea que estaría en el imaginario social, que ante los mensajes oficiales de descenso del número de contagiados muchos sectores de la ciudadanía creen que se venció al coronavirus, lo que a su vez originó un relajamiento ciudadano frente al patógeno, volviendo a aumentar en un 10% los eventos en la última semana.
A nivel mundial, las últimas cifras registran más de 58 millones de infectados, en 224 países del mundo y cerca de 1,4 millones de fallecidos. A nivel local las cifras dan cuenta de que hasta ayer teníamos más de 75 mil contagiados confirmados y lamentablemente 1.647 fallecidos.
Es claro que desde el Ministerio de Salud no se está haciendo los deberes a la hora de analizar la situación y comunicar los mensajes claves, considerando la idiosincrasia de nuestra ciudadanía y manteniendo la prudencia ante el virus sobre el cual no tienes control. Es así que hace una semana atrás veíamos a un ministro Julio Mazzoleni transmitiendo a la ciudadanía un alentador panorama tras registrarse un manifiesto descenso del 20% en las cifras de contagio del covid-19. Pero ocho días después, ese esperanzador mensaje se convirtió en una súplica tras conocerse un nuevo aumento de contagios que alcanzó un 10% y que posiciona a esta enfermedad entre una de las primeras causas de muertes en el país en lo que va del 2020.
Las fallas de comunicación del Gobierno nuevamente vuelven a hacerse presentes, obligados por la necesidad de demostrar triunfalismo. Sin una campaña de propaganda institucional que haya servido de base para persuadir a la gente respecto del comportamiento del coronavirus y la necesidad de prolongar los cuidados sanitarios se lanza a la piscina vacía el titular de Salud con mensajes que generaron un efecto contrario, haciendo retroceder en un 50% el tempranero mensaje de victoria. Una guerra no termina hasta que realmente haya acabado y en esta confrontación contra el covid-19, Paraguay y el mundo aún estamos muy lejos de alzarnos con las hojas de laurel ceñidas en la cabeza.
El falso triunfalismo que criticó semanas atrás el director de Vigilancia de la Salud, señalando a la ciudadanía como víctimas de un erróneo criterio de que la pandemia terminó, también apunta a la cabeza del Ministerio de Salud, que mantiene un discurso positivista sin descender en la realidad de una dolencia sin control, con abundante información científica y práctica de cómo se está comportando en los otros 223 países del mundo, donde incluso están volviendo a confinar a las personas en sus casas.
Gazapos como este se repitieron a lo largo de la pandemia. Uno de los más notorios es el tema de la celebración de Caacupé, donde el Ministerio de Salud, al aprobar el protocolo sanitario para el evento, envió un mensaje a los fieles sobre la liberación de las medidas para peregrinar y congregarse. No fue sino hasta días después de que la realidad les golpeó y dieron un silencio pie a atrás, dejando a pecho gentil a la Iglesia para que salga a apagar el incendio que apadrinaron.
Las pruebas-error con las que parece jugar la cartera de Salud deben refinarse, permitir que las decisiones leuden antes de actuar o anunciar alguna decisión a una ciudadanía expectante y decepcionada por la serie de crisis suscitadas en ese ministerio, desde el escándalo de la compra de medicamentos hasta las serias fallas de comunicación del Gobierno, que se vuelven una verdadera trampa mortal de falso triunfalismo.