La reactivación de la economía es una de las tareas más impor­tantes que tiene entre manos el Gobierno Nacional, asunto que se hace aún más urgente y necesa­rio luego de sufrir los duros embates de la pandemia que castiga fuertemente a la sociedad. La emergencia ha tenido efec­tos devastadores en la actividad econó­mica y el bienestar de gran cantidad de personas, con grupos que quedaron sin trabajo y con gente que ha visto disminui­dos sus ingresos por la retracción. Con la apertura del encierro obligado por la cua­rentena, distintos sectores han venido reabriendo sus actividades en forma pau­latina hasta que últimamente se podrán rehabilitar incluso las salas de cine y tea­tro. Se está queriendo dejar atrás los efec­tos perniciosos de la pandemia y se encaran de nuevo las actividades que conducen al orden habitual.

En este momento crucial de la vida nacional, con el virus todavía causando muchos enfer­mos y muertes, el principal desafío es recu­perar al país de la emergencia y salir a flote con la reactivación de los principales secto­res que mueven la estructura económica. Esta tarea no consistirá solo en movilizar la producción, el comercio y los servicios, sino también en modificar las estructuras del Estado para hacerlo más eficiente y para que se puedan utilizar mejor los recursos finan­cieros públicos que en gran medida se gas­tan en salarios poco productivos.

En medio de la emergencia, el Gobierno lanzó su plan de recuperación, cuya ejecu­ción en los meses siguientes se está viendo obstaculizada por falta de fondos en algu­nas áreas. El proyecto denominado Ñapu'ã Paraguay tiene varios capítulos encami­nados a la protección social, la inversión pública para generar empleos y la concesión de créditos para el desarrollo. Prevé gastar 1.372,3 millones de dólares para la inversión pública y creación de empleos, 465,3 millo­nes de dólares para la protección social y afines, además de 676 millones de dólares en los créditos para el desarrollo.

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Con la inversión pública propuesta, el Gobierno afirma que podrá crear 124.240 puestos de trabajo en empleos directos e indirectos en distintos puntos del territorio nacional. En tanto que con las transferen­cias sociales se quiere beneficiar a 770.000 personas que están con problema de empleo y de ingreso, tanto entre trabajadores for­males e informales. Con los créditos para el desarrollo se apunta a lograr una recon­versión empresarial y laboral para avanzar en la formalización de pequeñas y media­nas empresas, apoyando la generación de emprendimientos y la capacitación laboral.

El mencionado plan también contempla un capítulo relacionado con la reforma del Estado. Para este efecto presentó al Congreso el proyecto de ley de la Función Pública y Servicio Civil, con el que se pre­tende reformar todo el sistema del fun­cionariado público, poniendo el énfasis en los méritos y la preparación técnica de los empleados estatales.

Hasta ahora no se han visto mayores efec­tos de la ejecución del plan de recupera­ción anunciado por el Gobierno, puesto que algunas medidas tienen una evolución más lenta, además de la falta de agilidad que caracteriza al accionar del Estado.

Un capítulo muy importante para reactivar la situación del país será la reforma de las estructuras obsoletas del Estado, que hacen que los gastos públicos sean siempre supe­riores a sus ingresos por la gran cantidad de salarios que incluyen. El hecho de que en el presupuesto estatal del 2021 de cada 100 guaraníes que se recaude 84 guaraníes irán para sueldos es muy elocuente para mos­trar la necesidad de una reforma del Estado. Ya que sin esa reestructuración será muy difícil articular una verdadera reactiva­ción, pues casi todo lo que recaude será para gastos improductivos, lo que provocará desequilibrios permanentes. Es imprescin­dible para el éxito de cualquier plan de res­tauración del aparato económico la mejor utilización de los fondos públicos.

Teniendo en cuenta la coyuntura actual la recuperación de los distintos sectores que componen la vida nacional debe hacerse en el menor tiempo posible, apurando la con­creción de las medidas anunciadas y ace­lerando los procesos que por su estructura suelen ser más pausados. El impacto nega­tivo que ha tenido la pandemia en la socie­dad paraguaya exige volver a la vida ordi­naria con más rapidez para dejar atrás los perjuicios que está causando.

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