Evaluando las opiniones de personas dedicadas a diversas actividades económicas y que representan diferentes posturas de pensamiento se puede llegar a la conclusión de que la principal lección que está dejando la crisis que nos aqueja actualmente es que ya no podemos seguir como antes. Que es imperativo un cambio cualitativo que nos permita finalmente llegar a los objetivos de cimentar el desarrollo que alcance a todos los miembros de la comunidad nacional. Y que para ello la sociedad debe desechar de una vez por todas sus vicios crónicos para encarar con posibilidades de éxito una nueva realidad.El gran sacudón causado por la emergencia sanitaria y económica debido a la pandemia ha puesto en vilo el modelo económico y orgánico de nuestro país. Ha mostrado con claridad la necesidad del cambio estructural y que ya no se puede seguir sin reglas claras que se cumplan en todos los niveles. Ha quedado en evidencia que la informalidad económica no debe continuar, por el alto precio que el contrabando y sus secuelas hacen pagar a la sociedad y al fisco. Ha convencido a los sectores público y privado que ya no se puede seguir sosteniendo un Estado gigantesco, ineficiente y derrochador bajo el riesgo de empeorar la situación. Se ha demostrado que hay que dar más confianza al sector privado y apostar fuertemente por la industria y la producción nacional para sostener la mano de obra existente y crear nuevos empleos. Ha quedado de manifiesto que el país debe ser más eficiente en su tarea de encarar el progreso y el bienestar de cada vez mayor cantidad de personas, muchas de las cuales siguen todavía en la marginalidad y la pobreza extrema por falta de oportunidades.

Cuando se habla de cambio de estructura no se trata de hacer una revolución violenta que enfrente a unos contra otros, a los pobres con los ricos, a los que tienen versus los que no tienen, al Estado contra el sector privado, a los justos con los pecadores. Se trata de desechar el estado de cosas lleno de defectos existente mediante una amplia concertación para labrar juntos un país mejor con las mismas normas para todos, sin privilegiados ni marginados, mediante el esfuerzo mancomunado.

Para lograr ese cambio necesario, el Estado debe emprender el camino de una profunda transformación, dejando de derrochar dinero en gastos improductivos y dedicando sus principales recursos financieros para realizar más inversiones sin endeudarse. Debe encarar nuevas obras con recursos propios, financiar los emprendimientos de los sectores más débiles, facilitar el trabajo productivo a cada vez más individuos. Más eficiencia estatal significa que de cada 100 guaraníes que recauda no debe usar 84 guaraníes en salarios públicos, como se prevé para el 2021, sino en gastos productivos, porque no se pagan los impuestos solo para mantener la burocracia estatal.

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Mayor eficacia equivale a que las instituciones de salud, de educación, de servicios funcionen como corresponde y presten la utilidad pública para las que fueron creadas.

Mantener reglas claras supone que todos deben tributar de acuerdo con las leyes y no permitir que el contrabando, la evasión y la economía informal se burlen del país. Implica que no se debe aumentar más impuestos para los que ya pagan sino hacer que tributen los evasores. Quiere decir que los informales paguen los salarios establecidos, aporten al seguro social obligatorio y cumplan la normativa existente.

La mayor confianza al sector privado debe traducirse en políticas en que las entidades financieras estatales apoyen más y mejor a las empresas con facilidades financieras, en acciones de los organismos públicos para aumentar las exportaciones, en incentivos para el mercado de consumo local.

La protección al empleo debe constituir una de las principales preocupaciones mediante la ayuda a las empresas para que no se vean perjudicadas por el contrabando y vendan sus productos en el mercado nacional e internacional. Se debe permitir la reapertura y facilidades de horario de trabajo a las empresas que tuvieron que cerrar a causa de la clausura colectiva y cuya reapertura no ha sido total aún.

Cambiar la estructura, finalmente, supone aprovechar la ocasión para identificar los problemas existentes y remediarlos de una buena vez utilizando las oportunidades que ofrece la situación actual.

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