El panorama económico del país será en el 2021 de cui­dado y las finanzas del Estado, cuyas recaudaciones seguirán cayendo, dependerán en cierto porcen­taje de las nuevas deudas que contraerá. A pesar de los recortes realizados en los sueldos de los estatales, la mayor parte de lo que recaude irá para pagarles los salarios.

Para compensar sus escuálidos ingre­sos, deberá aumentar su endeudamiento por encima de lo prudente. Con ello lle­vará al país a una de las mayores tasas históricas de endeudamiento con rela­ción a su capacidad de pago y al producto interno bruto (PIB).

Esas son algunas de las principales características que se plantean en el escenario dibujado por el proyecto de Presupuesto General de la Nación para el año venidero, que presentó el Ejecu­tivo al Congreso. No hay mayores sor­presas teniendo en cuenta la coyuntura de emergencia que se vive a causa de la pandemia. Pero revela con trazos níti­dos las falencias de la conducción econó­mica y la enorme carencia financiera a que ha llegado el Estado, luego de varios quinquenios de un sano equilibrio macroeconómico.

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El 1 de setiembre, el Poder Ejecutivo entregó al Legislativo el proyecto de pre­supuesto para el año que viene en medio de la expectativa, porque en sus líneas están dibujados los grandes trazos de lo que nos espera en el 2021.

Propone un presupuesto inferior al que rige este año en 0,7 %. Con ello se quiere disminuir los gastos corrientes con el recorte de 6.000 millones de guaraníes en salarios, 1,5 mil millones de guara­níes en inversión física y 1 mil millones de guaraníes en transferencias.

A pesar del mencionado recorte, 84 guaraníes de cada 100 guaraníes que recaude el fisco irán para el pago de las remuneraciones públicas, comparado con los 76 guaraníes (76%) estipulado en el presupuesto del 2020. Este porcentaje está muy lejos de lo alcanzado en el 2018, cuando solo 71 guaraníes (71%) de cada 100 recaudados se destinaban a salarios.

A pesar de las recomendaciones de no aumentar la deuda pública, en el 2021 el Gobierno quiere prestar dinero por valor de 1.593,3 millones de dólares, en concepto de bonos y préstamos directos, lo cual indica que el 13,2% del total de gastos del año se financiará con emprés­titos. La deuda pública paraguaya llega­ría al 36,2% del PIB, encima del 30% que se recomienda como límite de cautela. Hacienda plantea emitir bonos por 600 millones de dólares y contratar nuevos préstamos por valor de 993,3 millones de dólares. De los fondos conseguidos por la colocación de títulos del Tesoro (US$ 600 millones), 399 millones de dólares se quiere destinar para el canje de la deuda que vence en el 2023. Por esta razón el pasivo terminará aumen­tando en 1.194,3 millones de dólares.

Aunque en el proyecto se habla de respe­tar el déficit fiscal del 1,5% del PIB, como dice la Ley de Responsabilidad Fiscal (LRF), el mensaje del Ejecutivo pro­pone que en la ley se pueda llegar al 4% en el 2021. De ser así, el 2021 será el ter­cer año consecutivo en que el Gobierno superará el 1,5% del déficit, dado que en el 2019 llegó a 2,9% y este año se estima en 7%.

En materia de recaudaciones, el fisco estima que el año entrante se registrará una caída del 8,2% en los ingresos tribu­tarios comparado con lo que se calcula recaudar en el 2020.

A pesar de todos los esfuerzos anuncia­dos en el ahorro público, se tiene que en el presupuesto del 2021 el gasto salarial disminuirá tan solo en 2%, lo que revela la escasa relevancia que tendrá en la economía de recursos. El presupuesto público seguirá siendo perjudicado por los salarios, ya que no hay espacio para seguir recortando, dado que el 75% de los pagos son para educación, salud y fuerzas públicas y solo el 25% para empleados administrativos.

Teniendo en cuenta el escenario trazado por el proyecto de presupuesto, se puede afirmar que todo seguirá igual, porque la mayor parte del dinero recaudado en el 2021 irá para remuneraciones de los estatales. Y el ahorro que se haga será insignificante, apenas el 2%.

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