Las evidencias de manipula­ción de la escena del crimen en el PLRA, tras la irrepara­ble muerte de una joven vida, Rodrigo Quintana, deja un amplio campo abierto a la especulación sobre las razo­nes por las cuales las autoridades del par­tido habrían pedido a los jóvenes un veloz cambio de todo el tablero situacional en el sitio del criminal suceso.

Cualquiera pensaría que una primera intención de los responsables de un par­tido en cuyo local se produjo un hecho tan luctuoso sería sostener por todos los medios la integridad de la escena del crimen para que las autoridades fisca­les y judiciales lleguen a un buen criterio sobre lo ocurrido. ¿Cuál fue la razón por la que se empeñaron en mover los ele­mentos del lugar?

Lo más llamativo es que no se trata sola­mente de un cartucho de proyectil ins­talado en la escena, hecho en el que par­ticipan varias personas según consta en el video, sino también se desarrolla un apresurado desmonte y ocultamiento de las computadoras. ¿Qué datos sobre estos hechos obran en las computadoras que fueron presurosamente retiradas? Las especulaciones que se pueden gene­rar son decenas.

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El otro hecho visiblemente llamativo es que la investigación pasó por alto horas de grabación, sencillamente no asumió ninguno de estos momentos de modi­ficación drástica de la escena del cri­men como hecho a investigar. ¿Lo hará ahora?

Es un compromiso del Ministerio Público el que la ciudadanía se entere de lo que en verdad ocurrió tras el balazo homicida que acabó con la vida del diri­gente juvenil Rodrigo Quintana. La vida de un joven es inmensamente valiosa para que los detalles de su trágico fin queden ocultos tras los nubarrones de una mala intención de algunos.

Recordemos que este fue un desenlace de una noche en la que también se quemó el Congreso de la Nación con más respon­sabilidades criminales en relación a tales hechos todavía sin resolver.

Todo esto arroja una serie de pregun­tas que quizás sea tiempo de plantearse, como por ejemplo: ¿fue manipulada la opinión pública y la ciudadanía para creer que fue una acción cívica lo que en el fondo escondía una intención de poder de ciertos liderazgos políticos sin escrú­pulos? ¿Quién ganaba con tanta destruc­ción y desmanes en ese día trágico?

Vale recordar que el violento asalto al Congreso con el secuestro y quema de elementos y muebles tuvo un claro lide­razgo cuyas imágenes se reflejan en todos los videos. La intención también era explícita: pedían la renuncia del entonces presidente de la República. Por lo tanto, era una operación destituyente. ¿Qué otros detalles tienen que conocerse aún?

Este medio develó pocas semanas des­pués de los hechos de qué manera en el mismo local del PLRA se armaban las bombas molotov. Igualmente se descu­brieron las compras de insumos para las bombas incluso en facturas de la admi­nistración partidaria. ¿Cómo se unen todos estos elementos? El Ministerio Público tiene la palabra.

Este es el momento en el que con rigor científico las autoridades de la justicia en el Paraguay tienen la oportunidad de llegar a la realidad. Ahora ya sabemos que se ocultaron hechos rotundos y con­movedores y no se descarta que sigan saltando otros ocultamientos. Queda en manos de la ley descubrir de quién es la mano que estuvo detrás de toda la ope­ración para enturbiar los hechos y evitar que la investigación llegue a la verdad. Ahora es tiempo de revisar lo actuado con base en las nuevas evidencias, por­que como nos dice la expresión divina plasmada en las sagradas escrituras: “Solo la verdad nos hará libres”.

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