La oportunidad que nos brinda la pandemia del covid-19 es repen­sar en el nuevo modelo de país que requerimos, una vez que asuma­mos por completo la nueva normalidad. Por más de cien días se alteró la rutina en la que transcurríamos y ahora que se va flexibili­zando la cuarentena sanitaria tenemos un camino recorrido de nuevas experiencias asumidas, las cuales deben traducirse en el nuevo paradigma del Paraguay para gestio­nar su vida política, económica y social.

Debemos tener claro que, aunque la ciencia obtenga una vacuna válida contra este coro­navirus, los organismos expertos en mate­ria viral advierten que estamos expuestos a nuevas y más letales epidemias. Por lo que la principal recomendación es fortalecer los sistemas sanitarios pensando a futuro. Asi­mismo, hay que planificar con una nueva visión la economía, la educación, el que­hacer partidario y hasta la organización y papel del Estado, ante escenarios similares o más complejos que el que vivimos actual­mente.

Así, por ejemplo, para el premio nobel de Economía, Joseph Stiglitz, la pandemia del coronavirus puso de manifiesto que la eco­nomía mundial funciona sin red de segu­ridad. Sugiere a los dirigentes de los países sustituir el producto interno bruto por un mejor indicador de la salud económica de un país, para ver hasta qué punto las políti­cas de estímulo que aplican los países están mejorando realmente nuestras sociedades. Es decir, debemos recalcular qué tipo de economía queremos después de esta pande­mia y no deberíamos volver a nuestra anti­gua normalidad.

“Hemos creado una economía sin rueda de repuesto, sin camas de hospital adiciona­les, no nos hemos preparado para la pande­mia, no hemos hecho muchas cosas que nos hubieran permitido responder mejor a la pandemia. No es que pudiéramos haberlo evitado, pero podríamos haber tenido una economía mucho más resiliente, una eco­nomía mucho más receptiva, y no creo que nuestras estadísticas nos digan eso”, razona el premio nobel de Economía.

Stiglitz marca una interesante línea a asu­mir, para reconfigurar el modelo de país. Sin parches, sino con medidas inteligen­tes que permitan una mejor resiliencia, no solo en el campo económico sino también en lo educativo, sanitario, social, ambien­tal, hasta en los parámetros de medición de desarrollo.

Los organismos nacionales e internacio­nales que monitorean la situación sanita­ria de la pandemia y la economía del Para­guay coinciden en señalar que tenemos los números más bajos en materia de personas infectadas y fallecidas. Asimismo, será el que reciba en menor medida el impacto y el de más rápida recuperación en compara­ción con otras naciones de la región.

Entonces, las políticas económicas para la reactivación general del país que prevé el Equipo Económico Nacional y las que pre­para el BCP no pueden ser un parche en la coyuntura, por el contrario, deben ser pen­sadas en los futuros escenarios mundia­les y nacionales que prevén los organismos internacionales referentes de la salud y la economía mundial.

El freno de mano que impuso la pande­mia a nuestra ritualidad debe ser aprove­chado para mejorar lo bueno y hacer borrón y cuenta nueva con los lastres que como país no nos permitirán avanzar con la agili­dad que los nuevos tiempos nos exigen. Que podamos desarrollar una verdadera inde­pendencia en todos los campos y no depen­der de otros países para sobrellevar futu­ros escenarios pandémicos. Hay que llevar todas nuestras necesidades y las diferencias que nos separan en una dirección que refleje y responda a todas estas preocupaciones.

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